Si España funciona es por nosotros

 Ante el panorama político y social que tenemos en la actualidad, intento que la razón me guíe, que me enseñe a ser más objetiva, menos emotiva porque siento gran impotencia ante las desgracias propias y ajenas, ante las injusticias, la soberbia, la falta de valores, la mentira, la manipulación, la sinrazón, la poca o nula utilización de la INTELIGENCIA.

Desde bien pequeñita he viajado por toda España con mis padres y hermanos. Puedo presumir que he estado en el 98% de sus ciudades. Al día de hoy sigo disfrutando de ellas. Sí, sí… puedo decir que estoy enamorada de España. Pero no de “la España de Rajoy, Sánchez,  o Rivera, Iglesias, Puigdemont o Junqueras”, o “la de los fascistas y republicanos”, o “la de los rojos y nacionales”…no, no. Estoy enamorada de la España de José Heredia que te pone unas tapitas riquísimas en un bar de Granada; o la de Gorka Sunsundegui que te invita a tomar un café frente a la más que bella Playa de la Concha; o la de Josefiña Muinelo que te ofrece y te abre las puertas de su casa para comer y dormir mientras haces el Camino de Santiago; o la de Pau Casamajor y sus amigos cuando te enseñan las mejores librerías de Barcelona mientras paseas tranquilamente por las Ramblas y sus alrededores.

Me enamora ver el amanecer en la playa de Barro o Cudillero, la espectacular puesta de sol en la Albufera de Valencia, en los acantilados de Justiz; dormir en el Palacio de la Magdalena mientras realizas allí un curso de verano; me enamora recorrer a pie los caminos de Las Médulas, la Senda del Arcediano, Los Picos de Europa, Los Pirineos, Cabo de Gata, la ruta de los Dinosaurios, los Picos de Urbión; subir a lo alto de Monte Perdido y abrazar el aire que respiras; acariciar el otoño en La Selva de Irati, en el nacimiento del río Mundo, en el cañón del Río Lobos. No me canso de visitar el museo que más adoro: el Museo de Dalí, en Figueres, Portlligar, las ruinas romanas de Ampuries, Bolonia, Mérida… Me apasiona visitar Las Cuevas de Zugarramurdi para después poder escribir un relato, o Las Cuevas de Sorba con el silencio como protagonista. Me hipnotiza asistir a  conciertos en el Teatro Real, en el  Arenas, en el Palau y en cada uno de los pueblos y ciudades en donde los músicos se suben a un escenario para “hacernos disfrutar con su música” a pesar de las trabas e impedimentos que llevan en sus mochilas por parte de cánones, IVAS y normativas varias anti música en directo.

Tengo experiencias y vivencias maravillosas en cada rincón de España. Adoro Sevilla, la calle Betis, sus monumentos y plazas. Córdoba, con su gran encanto y la magia que lo rodea. Nuestras Castillas, tierras de comuneros, de gente del campo, luchadores, recios y fuertes; tenemos la mejor huerta del mundo de Laguardia a Murcia, de Sant Carles de la Rápita al Valle del Jerte; los mejores puertos pesqueros en donde nuestros queridos arrantzales se dejan la piel (incluso la vida) por traernos lo mejor del mar. Qué placer saborear ese mojo picón con papas arrugás, ese cocidito madrileño, esas fabes o ese cochinillo asado, el pescaíto frito, un buen txuletón o ese pote gallego; un arrocito a orillas de Mediterráneo, esas migas extremeñas o esas ensaimadas de postre. Todo regado con los mejores vinos. ¿Quién no ha brindado alguna vez en su vida con un Rioja, o un Ribera del Duero, Somontano o Valdepeñas, Navarrico,  un Pedro Ximénez, o con un buen cava? Otro placer español. Aragón, cuya historia es digna del mayor premio literario. ¡Esto también es España!

Tenemos una RIQUEZA CULTURAL envidiable. Grandes escritores, músicos, pintores, artistas en general. Esto es lo que nos debería unir más en lugar de separarnos. El hecho de que existan más idiomas en España como el euskera, el catalán y el gallego debería ser motivo de orgullo y de enriquecimiento cultural…pero este orgullo, en muchos casos, está siendo un orgullo dañino que está provocando más separación. Está provocando un cisma. ¿Qué más da en donde hayas nacido? ¡¡¡¡¿Qué más da?!!! Yo he nacido en Madrid pero podría haber nacido en Hondarribia o en Irún porque mi padre era de allí; o en Barcelona porque mi madre era catalana; o también podría haber nacido en Navarra porque mi abuela era de Villaba (igual soy pariente lejana de Induráin)…o en Palencia, Guadalajara… ¿qué más da? ¡Cuánto odio se respira por este motivo! Estamos de paso en esta vida. Por norma, deberíamos intentar dejar este mundo mejor de lo que lo hemos encontramos. ¡Qué empeño en querer demostrar que somos mejores que los demás! Si al final nos espera a todos la misma “Barca de Caronte”. El YO egoísta y el MÍ posesivo es algo que, para según yo entiendo la vida, es un reflejo de una INTELIGENCIA FRACASADA. Por cierto, este es el título de un libro de José Antonio Marina el cual recomiendo muchísimo.

Y debido a esa Inteligencia Fracasada por parte de una de las mayores y actuales lacras de España, estamos asistiendo a un espectáculo muy triste y desolador. Están consiguiendo sacar lo peor del ser humano: soberbia, egoísmo, ODIO, repulsa, violencia, asco, poca o nada empatía, falta de escrúpulos...el caos de la persona. Duele, duele ver que la INTELIGENCIA ha sido sepultada por la IGNORANCIA. Afortunadamente España no es solo eso. Somos todos nosotros, los “curritos”, como dice un amigo mío, los que nos levantamos día tras día, año tras año para ir a trabajar, para dar de comer a nuestros hijos, para intentar darles una estabilidad que, hasta ahora, no existe; para inculcarles unos valores que empiezan a desaparecer…pero que seguiremos mostrándoselos porque tienen que anclarse firmemente en cada uno de ellos como son: educación, respeto, empatía, trabajo, esfuerzo…

Cada día me doy más cuenta de que si España funciona es por nosotros. La mantenemos en pie gracias a nuestro trabajo y, claro está, al pago religioso de nuestros impuestos. La mantenemos los que, de verdad, tenemos una gran responsabilidad a nuestras espaldas y una dura realidad frente a nosotros. Los que miramos a los ojos a los problemas, los que tenemos los pies en la tierra y, sobre todo, los que sufrimos la embestidas políticas y sociales. Estoy segura de que, entre todos, vamos a poder con esta sinrazón y que, el simple hecho de vivir en un sitio o en otro, ni sea ya un motivo de la más mínima confrontación entre hermanos.