Tanto la Agencia Española del Medicamento como la Agencia Estatal Antidopaje y el laboratorio de Colonia han certificado que el bote que Marta Domínguez hizo llegar al también atleta Alberto García no tiene nada que ver con la trembolona, la testosterona ni la nandrolona, los componentes prohibidos que la Guardia Civil había barajado como posibles. Es decir, que tras el enorme revuelo mediático causado por la implicación en la 'operación Galgo' contra el dopaje de la atleta española más importante, ahora resulta que Marta es inocente. Hasta tal punto que los análisis negativos en todos los laboratorios han llevado a la juez de la 'operación Galgo', Mercedes Pérez Barrios, a archivar el caso. Marta Domínguez, quien queda exculpada de la principal acusación de dopaje que existía en su contra. Todo parece indicar que la investigación de la Guardia Civil ha dejado mucho que desear y por ello debería haber responsabilidades. Todo parece indicar que Marta, al igual que el ciclista pinteño Alberto Contador, han sido víctimas de decisiones que se fraguan en los despachos de los burócratas.
En el caso de Marta Domínguez, la Guardia Civil entendió que en una conversación grabada de la atleta con el entrenador Alonso Valero en la que se refería a que tenía “oro”, Marta escondía una jerga de dopaje para ocultar una sustancia prohibida. Por eso, el 17 de noviembre del año pasado montaron un dispositivo para grabar la entrega del 'oro' de Marta a Alonso Valero y después interceptaron el vehículo de éste para comprobar que llevaba el 'oro' consigo.
La Guardia Civil creyó tener un caso cerrado de tráfico de productos dopantes. Sin embargo, la hipótesis falló por la naturaleza del 'oro'. Marta Domínguez siempre mantuvo que se trataba de un recuperador muscular legal que compró en Estados Unidos y que está a la venta en los herbolarios españoles como cobre-oro-plata. Mientras, la Guardia Civil sostenía que el 'oro' era trembolona. Los diferentes análisis han venido a confirmar que Marta nunca mintió, lo que ha conducido a su exculpación en ese caso concreto de tráfico de sustancias prohibidas.
Aún pesa sobre ella otro asunto relativo al dopaje, aunque es probable que acabe teniendo el mismo desenlace: el archivo. A la atleta se le imputa por dopar a un compañero de entrenamiento, Edu Polo, un atleta de 44 años que ni siquiera tiene ficha federativa. Además, tanto Marta como Edu han certificado que el tratamiento fue por iontoforesis, una técnica permitida hasta el punto de que la propia Federación se la recetó a Marta Domínguez para curarse una lesión el pasado año.
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