Aroa Sánchez, de Pinto a Londres

La pinteña Aroa Sánchez, de 32 años, fue una de las protagonistas del programa de televisión ‘Madrileños por el mundo’ que ayer viajó a Londres para conocer cómo viven allí los de Madrid. “Yo siempre me imaginé que trabajaría en otro sitio que no fuera Madrid”, revelaba la de Pinto, que a los 16 años fue de viaje con sus padres –Juan y Ana, dueños de la cafetería de ‘Hola Café’- a Londres “porque quería casarme con el Príncipe Guillermo, pero no me funcionó”.

Hoy, Aroa lleva ya 6 años en Londres. Antes, estudió peluquería en Madrid y consiguió abrir su propia peluquería para perros en Ciempozuelos. Pero durante sus últimas vacaciones en Londres vio una oferta de trabajo en una peluquería para mascotas y no lo dudó, hizo la entrevista y le dijeron que sí. “Yo no sabía decir ni peine ni perro en Inglés”, recordaba riendo. A las dos semanas, Aroa fijó su residencia en la capital británica.

Trabajo | Aroa es empresaria, es la impulsora ‘Harrys dog care’, una peluquería para perros sobre ruedas. “El nombre es por mi novio, era imposible poner Aroa porque aquí a la gente le cuesta muchísimo decir mi nombre, me llaman Aurora". Algunos de sus clientes son los perros de David Heyman, productor de Harry Potter, las actrices Elle Mcpherson o Gwyneth Paltrow , la modelo Naomi Cambbell e incluso Lupo, el perro de la Princesa Kate Middelton, entre los más de ocho millones de perros que tiene Reino Unido. Un negocio prometedor con el que Aroa se ha ganado una gran reputación entre los barrios más selectos de la ciudad.

El novio de Aroa, Harry, está dedicado a la otra mitad del negocio: pasear perros. Ellos cobran 20 libras por pasear al perro durante una hora, pero hay categorías. “Harry lleva 12 años dedicándose a esto, por eso le genera mucha confianza a los dueños y se ha ganado una muy buena reputación”.

MxM | Aroa paseó al reportero por algunos de los bares más originales, un antiguo urinario público durante la época victoriana convertido ahora en cafetería que conserva toda la estructura, el suelo y los urinarios, por el metro de Londres, el más antiguo del mundo con 154 años hasta Leicester Square, territorio de cines y teatros para finalizar en el paraíso de Aroa, Oxford Street, la mayor calle comercial del centro de Londres. “Por el momento este es mi sitio, aquí es donde tengo mi negocio y estoy muy contenta”, se despedía Aroa del programa, sin descartar “que en un futuro pueda volver a Madrid”.