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Pinto

Cartas de los lectores | Así nos va

Alberto Ver comentarios 4 Miércoles, 31 de Agosto de 2016 Tiempo de lectura:

Alberto se queja de la falta de educación tras un suceso ocurrido durante el concierto de Dubbi Kids en las Fiestas de Pinto del pasado mes de agosto.

Concierto de Dubbi Kids en Vigo.Martes 9 de agosto 2016, plaza del Ayuntamiento, 20.50 horas más o menos. Faltan 10 minutos para que empiece un concierto infantil (Dubbi Kids). La mayoría de las sillas que se han colocado en la plaza están ocupadas, en las dos últimas filas, muy próximo a los técnicos de sonido, hay un par de sillas vacías, una niña de 9 años, mi hija, se sienta en una de ellas, nadie le dice nada. Al rato (3, 4 minutos) aparece una persona de mediana edad, entre 33 y 37 años, y sin ningún reparo se acerca a la niña y le dice que se levante, que esa silla estaba ocupada…

Mi hija me mira interrogante y se levanta a instancia mía, pero me parece tan insólita la situación, no solo por la parte que me toca (sería tonto negarlo), que me dirijo a la persona adulta preguntándole que como es que esa silla estaba ocupada, sin mediar palabra me hace un gesto con la mano señalando a otras personas adultas que están unas sillas más allá… No me apetece “montar el numerito” y dejo estar la cosa, aunque no puedo evitar, instantes después, acercarme y dejar constancia a esa persona de que me parece muy injusto que en un concierto infantil haya personas adultas sentadas mientras hay niñas y niños de pie y que no me parece correcta la manera en la que ha levantado a mi hija de su asiento… Me deja perplejo la indiferencia con la que me escucha y como, lo que le digo, le entra por un oído y le sale por el otro. Tremendo. Por supuesto, cuando comienza el concierto, la que ocupa la silla desalojada, mientras mi hija sigue de pie a su lado, es ella…

Afortunadamente las personas responsables del Ayuntamiento que allí estaban se percataron de que hacían falta más sillas y las trajeron, en dos tandas creo recordar, mi hija se sentó con su madre (yo no) y pudo disfrutar del concierto cómodamente, si no, lo hubiera hecho igual, pese a que es perfectamente sensible al hecho que estoy narrando… Creo que el mismo es suficientemente elocuente como para no necesitar  terminar con moralinas y moralejas. Aun así permitidme decir: ¡Con cuanta falta de educación, civismo y sensibilidad tenemos que convivir! Y qué duro es cuando esto se ve proyectado sobre las más pequeñas…

Así nos va…

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