Otro recuento electoral
Con la actual ley electoral, no todos los votos valen lo mismo, de hecho la disparidad entre votos y escaños es enorme. Así, por ejemplo, PACMA, el Partido Animalista, con 284.848 votos no ha logrado ningún diputado, mientras que con prácticamente el mismo número de votos (286.215), el PNV obtuvo 5 diputados y grupo parlamentario propio.
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Lo decisivo en unas elecciones generales son el número de escaños que cada partido consigue. Pero también hay -o debería haber- otra lectura democrática de unas elecciones, aunque en la práctica su eficacia sea más moral que real. Me refiero al porcentaje de votos que obtiene cada partido si entendemos España como una única circunscripción en la que cada persona representa un voto.
Con la actual ley electoral, la disparidad entre votos y escaños es enorme. Es decir, no todos los votos valen lo mismo, sino que se prima la concentración de votos en una provincia. También se prima conseguir mayorías en provincias muy poco pobladas. Con este sistema, los partidos “pequeños” de ámbito nacional salen especialmente penalizados. Es el caso, por ejemplo del PACMA, el Partido Animalista, que con 284.848 votos no logra ningún diputado, mientras que con prácticamente el mismo número de votos (286.215), el PNV logra 5 diputados y grupo parlamentario propio.
Con todo, el partido más penalizado es Ciudadanos, que ha necesitado 97.393 votos para cada uno de sus 32 escaños. En el lugar opuesto se encuentran el PNV con 57.243 votos y el PP con 57.583. Ambos se ven favorecidos por su fuerte presencia en provincias con poca población (PP) y por la concentración del voto en las tres provincias vascas (PNV).
El PSOE y CDC también salen ligeramente beneficiados, al costarle cada diputado 63.724 y 60.128 votos, respectivamente. Unidos-Podemos, necesitaron 71.004 votos para cada uno de sus 71 diputados.
Veamos cuál sería el resultado electoral si en vez de 52 circunscripciones (las 50 provincias + Ceuta + Melilla) hubiese sólo una en todo el territorio nacional y le aplicáramos la misma D’Hont. En este caso, el PP seguiría siendo el partido vencedor pero con 119 escaños, 18 menos. El PSOE también sería segundo, pero con 81 escaños, 4 menos. Unidos-Podemos llegaría a los 76 escaños, 5 más. El gran beneficiado sería Ciudadanos, que ganaría 15 escaños y ascendería hasta los 47 escaños, 15 más.
Otro de los grandes beneficiados sería el PACMA que tendría 4 escaños (ahora no tiene ninguno). ERC lograría los mismos 9 escaños que tiene. EH Bildu y Coalición Canaria también tendrían los mismos 2 y 1, respectivamente, que tienen, mientras que CDC tendría 7 y PNV 4, uno menos en ambos casos que los que finalmente han logrado. Los demás partidos seguirían sin entrar en el Parlamento.
Parece conveniente primar a las provincias poco pobladas para que puedan tener representación en el Parlamento nacional. También que los partidos nacionalistas puedan hacer valer su fuerza en sus territorios. Pero la máxima de la democracia, “un hombre, es decir, una persona, un voto” también debería tenerse presente. Para ello se podrían poner en práctica fórmulas mixtas. Por ejemplo, que un tercio de los diputados del total de los 350 sean elegidos por la fórmula del distrito único nacional. Así no se ningunearía ningún voto y todos contarían con posibilidades de conseguir el objetivo de todo votante: que el partido al que vota pueda tener representación.

















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