Según la Policía y la Guardia Civil actualmente hay unos mil ultras extremistas tanto de derecha como de izquierda en la Comunidad de Madrid, que actúan principalmente en la capital y en alguna localidad de la sierra como Alpedrete. Las mismas fuentes aseguran que hace años “eran más y generaban más problemas”.
Es el colectivo de extrema derecha en el que la Policía y el Movimiento contra la Intolerancia han detectado un cambio llamativo. Una parte de este grupo ultra, que “no suele protagonizar agresiones y antes estaba conformada por nostálgicos, se ha renovado con sangre joven, en muchos casos menores de edad, y se siente más fuerte”.
De tal manera que según estas fuentes, “no hay un repunte en general de la ultraderecha, pero ahora son más jóvenes y hacen más ruido. No son más, pero lo hacen mejor", añade un experto policial, que subraya que “ahora se sienten más fuertes y están crecidos por la situación en Europa”, tomando como ejemplo movimientos como Amanecer Dorado (Grecia) o Casa Pound (Italia).
Así “toman las calles” y además dan publicidad a sus acciones en las redes sociales, copiando así a la extrema izquierda. También uno de estos grupos, que se reúne en un edificio 'okupado', reparten comida a personas necesitadas, siempre y cuando sean españolas, y luego lo tuitean.
Este colectivo se dio a conocer en agosto de 2014 tras ocupar un edificio en el barrio madrileño de Tetuán -en el que reside un alto número de inmigrantes- para dar comida "fundamentalmente a españoles". Entonces negaron ser "fachas ni neonazis", aunque sí simpatizantes del Movimiento Social Revolucionario.
Tras cambiar de ubicación dos veces después de sendos desalojos, dos años después han protagonizado varias acciones que luego han publicado en redes sociales, como una protesta cerca de la mezquita de la M-30, contra la que lanzaron bengalas inmediatamente después de los atentados yihadistas de Bruselas y junto a la que colocaron una pancarta con el lema “Hoy Bruselas ¿Mañana Madrid?”.
La Fiscalía investiga ese ataque y la Policía ya ha identificado a catorce de los participantes, pero no ha encontrado base para arrestarles: no profirieron amenazas, no agredieron a nadie y de hecho salieron corriendo al ser increpados.
El pasado 21 de mayo celebraron “la manifestación más grande de la ultraderecha de los últimos tiempos”, según los investigadores policiales, con la asistencia de unas 1.500 personas que recorrieron el centro de Madrid con el lema “Defiende España. Defiende a tu gente”.
El Ayuntamiento ha denunciado la marcha ante la Fiscalía al entender que sus participantes incurrieron en un delito de odio. Pero la Policía ha elaborado un informe en el que explica que no aprecia delito en las pancartas y consignas proferidas.
El mando policial explica que los grupos ultras son como vasos comunicantes, de manera que "cuando uno sube el otro baja”, y ahora la ultraizquierda “parece que está en retroceso, con poco poder de convocatoria” en actos como las Marchas de la Dignidad.
Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, cree que hay que “trabajar duro para que los jóvenes no se alineen con posiciones extremistas” y considera que “los dos raíles para el tren de la convivencia son la deconstrucción de conductas de intolerancia y la desligitimación del uso de la violencia”.
En 2015 la Policía arrestó a 47 miembros de ultraderecha y 92 de ultraizquierda y en lo que va de 2016 suma 53 y 58 detenciones, respectivamente.


















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