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Gerardo Miguel Benítez

Zigzag y el movimiento sociopolítico pinteño

El eterno retorno y el síndrome de la Plaza de la Constitución

Domingo, 01 de Mayo de 2016 Tiempo de lectura:

Dicen que aquellos que han habitado a lo largo de las últimas décadas dentro de las paredes de la Presidencia del Gobierno de España se ven afectados, en poco tiempo, de un síndrome, “el de La Moncloa”, que según dicen les hace no percibir el ruido de la calle u observar los movimientos de los ciudadanos.

Por lo que se ha podido comprobar a través de las páginas de Zigzag en estos 25 años, parece ser que este síndrome también afecta a otros sujetos políticos. Éstos, una vez que toman posesión de un despacho, se ven ‘imposibilitados’ para recordar las promesas que hicieron, atender las demandas o escuchar las críticas de aquellos ciudadanos a los que un día pidieron su apoyo o sobre cuyas demandas construyeron su discurso.

Más allá de lo general, la historia política y social de Pinto en estos 25 últimos años ha sido un ‘eterno retorno’ con políticos afectados por el síndrome de ‘la Plaza de la Constitución’,  la versión local del ‘de La Moncloa’.

Y así, a lo largo de estos cinco lustros, las páginas de Zigzag han constatado como, de forma cíclica, una vez pasados los primeros años de Gobierno -y en algunos casos los primeros meses-, las actuaciones políticas comenzaron a generar protestas que propiciaron la creación de movimientos sociales ciudadanos. Estos fueron aprovechados por partidos de la oposición para, solos o en compañía de otros, llegar al poder. Así ocurrió en la primera mitad de los noventa, cuando el PSOE de Antonio Fernández, aprovechó el hartazgo ciudadano ante decisiones del Gobierno de Carlos Penit (el de la eterna sombra en IU). La subida de impuestos, la impunidad con la que actuaban sus representantes  o la intención de instalar un vertedero de residuos sanitarios, asuntos todos denunciados por medios de comunicación como Zigzag, contribuyeron a que Fernández se convirtiera  en alcalde apoyado por la Plataforma Ciudadana (partido surgido de entre militantes de IU que denunciaron -y ganaron- a sus líderes locales por prevaricación) y el Partido de Independientes de Pinto.

Antonio Fernández y su partido tuvieron la habilidad de recoger las demandas ciudadanas y ponerse al frente de las protestas, unirse a las fuerzas ciudadanas que exigían un cambio político para después… fagocitarlas. Pasados los años, Fernández se vio afectado por el síndrome. Olvidó las promesas y dejó de escuchar unas críticas que lejos de hacerle virar en sus políticas consideró ataques personales. De eso Zigzag puede dar buena cuenta. Volvieron las subidas de impuestos, los proyectos faraónicos (Ciudad del Motor), el clientelismo… Y con ellas, de nuevo, las protestas y el surgimiento de movimientos ciudadanos. Al frente de ellos, o con ellos, -aunque con menos habilidad, todo hay que decirlo-, otros partidos políticos (PP, Juntos por Pinto…).  Y, así, apoyado en esos movimientos ciudadanos y tras un intento fallido, el de las elecciones de 2007, las del pacto con Juntos por Pinto (ejemplo paradigmático del síndrome), el Partido Popular de Miriam Rabaneda se alzaba, en 2011, con una mayoría absoluta en el Consistorio.

Lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años es sabido. Rabaneda se vio rápidamente afectada por “el síndrome de la Plaza de la Constitución”. Olvidó las promesas, se mostró incapaz de escuchar las críticas y de atender las demandas de los pinteños. Mientras, surgían nuevos movimientos que se organizaban para protestar contra las medidas adoptadas por su Gobierno. Unas protestas que, nuevamente, partidos como el MIA o Podemos supieron aprovechar. Y así llegamos al año 2016, con un partido en el Gobierno que vino para escuchar a los ciudadanos. Vamos, como los otros. Ahora está por ver si no se verá afectado por el síndrome en un eterno retorno. Hay quien dice que algunos síntomas ya hay. Sea así o no, a buen seguro, Zigzag estará ahí para contarlo.

Gerardo Miguel es periodista. Fue subdirector de Zigzag y actualmente es consultor senior de Estudio de Comunicación.

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