Esperanza Aguirre le enseña el camino a Rajoy

A sus 64 años, Aguirre dimite por el nauseabundo olor a corrupción que desprende su partido. “La gravedad de esas informaciones [la corrupción del PP de Madrid], aunque no estén demostradas, me llevan a presentar mi dimisión como presidenta del PP de la Comunidad de Madrid”, ha dicho en la rueda de prensa. La ya ex presidenta ha admitido que “por mucho que yo lo destituyera en 2011, Francisco Granados fue secretario general del PP de Madrid porque yo lo propuse” y, por tanto, “asumo mi responsabilidad política in eligendo, o sea, por elegir a este señor, e in vigilando, porque yo debería haber vigilado mejor”.

Esos sí, la que fuera todopoderosa lideresa popular ha tardado en asumir su responsabilidad política por los numerosos casos de corrupción en los que están implicados de hoz y coz muchas de las personas que ella eligió -no sólo Granados-, aunque es verdad que es la primera en asumir responsabilidades quizás para no seguir el ‘ejemplo’ de Rita Barberá  y, sobre todo, para enseñarle el camino a Rajoy, quien debería haber dimitido al saltar a la luz el ‘caso Bárcenas’.   

Porque mientras toda una generación de dirigentes del Partido Popular huele a muerto, Rajoy sigue afirmando como una momia que “hemos tomado decisiones muy difíciles contra la corrupción y las seguiremos tomando”, al tiempo que cada comparecencia en las urnas desangra irremediablemente al PP.

Aguirre comenzó a tocar poder en 1983, con 30 años de edad, entrando de concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Fue primera teniente de alcalde, ministra de Educación, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del PP regional hasta hoy.

La ‘lideresa’ comenzó a perder su estrella cuando dejó la Comunidad, un año después de que el 15-M tomara la Puerta del Sol. Desde hacía años, se había rodeado de un equipo de personas que, tiempo después, están inmersos en múltiples escándalos de corrupción. Aguirre siempre presumió de que prescindió de ellos en cuanto tuvo la menor duda sobre su comportamiento. Pero son ya demasiados los nombres vinculados a su persona que están en la cárcel o están siendo investigados por la justicia.

Al no conseguir la alcaldía de Madrid, Esperanza dijo que dejaría el puesto y tan sólo estaba pendiente de que la Dirección Nacional convocase un congreso regional para que se designase a un nuevo o nueva presidente regional, por lo que el cargo ya estaba amortizado. Por lo que este adelanto de dimisión es una clara señal dirigida a Rajoy y a toda la cúpula de un partido que necesita urgentemente una profunda remodelación en todos sus cargos dando la voz soberana a sus militantes. Otra cosa sería la desaparición del PP como en su día desapareció UCD.