Pasos cortos y firmes bordeando el precipicio
Cualquier ciudadano que haya atravesado el umbral de una dependencia municipal en estos tres últimos meses, a poco observador que sea se habrá dado cuenta de que reina un clima de concordia y serenidad.
Situación diametralmente opuesta a lo vivido anteriormente, dado el insufrible grado de crispación y confrontación empleados-empresa al que había llevado la obstinada política del gobierno saliente. Con sólo dos acciones se obró el milagro: readmitir a los cuatro compañeros arbitrariamente despedidos y suprimir el incremento de la media hora improductiva en la jornada de verano. El buen clima de trabajo no es cuestión banal, ya que una empresa que ofrece servicios especializados para resolver gran parte de las necesidades de todos los ciudadanos como es la administración local, cuenta como herramienta principal con la dedicación de sus empleados. Después vendrán edificios, instalaciones y equipos, pero sin alguien motivado que cada día y todos los días ponga la maquinaria en marcha, poco se puede lograr. Ahora quedan por resolver cuestiones de largo alcance, como reorganizar servicios y plantilla, negociar un nuevo convenio, activar promociones y movilidad, etc. Con austeridad, pero sin caer en el fatal austericidio.
También el ciudadano poco observador habrá constatado que el equipo de gobierno en minoría ha conseguido estabilizarse. A pesar de las cruentas e injustificables cornadas recibidas de los taurinos violentos, afortunadamente hay otros que no lo somos, y de la brusca oposición ejercida desde el minuto uno por la derecha y del mezquino apoyo recibido por el autodenominado centro-izquierda. Estos malos principios, tan deseados por los sabios gitanos, pueden llevar a la inacción o a una navegación dulcemente burocrática y sin destino, que le procurarán los mandos y jefas de nuestra administración, al sustituir a los verdaderos responsables de definir la política del gobierno local.
La tercera opción es la de concretar estrategias, programas y proyectos que llenen de contenido su aparentemente novedosa propuesta socio-política. Por ejemplo, hegemonizar en el ámbito comarcal la exigencia de rematar el desdoblamiento de la línea C-3, exigir a la Comunidad de Madrid el cumplimiento de todas las promesas que no han respetado: centro de especialidades médicas, nuevo edificio para protección civil y policía, segunda piscina cubierta, construcción de viviendas de protección pública en régimen de alquiler con opción de compra y mucho más, porque no han hecho nada absolutamente reseñable en estos cuatro últimos años.
Y en casa diseñar acciones que potencien el empleo y el comercio local, comprometerse con una política activa de rehabilitación de viviendas y espacios públicos, potenciar la accesibilidad, retomar para la gestión pública con el objetivo de mejorarlos servicios ahora privatizados, para ahorrar mejorar la eficiencia energética de edificios e instalaciones, diseñar y construir un carril-bici que verdaderamente sea útil y todo aquello que la fracción más desfavorecida de la sociedad precise para sobrevivir. Además de convertir la gestión en un proceso verdaderamente transparente y acabar con la corrupción.
De los poderes fácticos locales no hay que preocuparse, en su día ya dominaron a los viejos y temibles comunistas. Así que ¿cómo no van a controlar ahora a los comprometidos y alegres socialdemócratas?
A mí, desde el primer momento, me pareció que el programa de todos estos movimientos de renovación estaba contenido en los poemas-canciones de Bob Dylan, el problema está en que el judío neoyorquino no es ingeniero de caminos.
Fernando Ferro es militante de izquierda y trabajador del Ayto Pinto.
Antonio Gómez de la Cruz | Martes, 22 de Septiembre de 2015 a las 11:08:54 horas
Quiero aclarar, para evitar demagogias, que el dinero que aporta el Ayto a los festejos taurinos, es para los encierros, donde no se mata ni se hiere a ningún toro. En los demás festejos (recorte, novillada, becerrada...cuando se han hecho) el que acude paga su entrada. Es mas, ese dinero no alcanza para pagar dos encierros, por lo que cuestan los permisos, ambulancias... y este año los aficionados han aportado dinero para comprar otro novillo.
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