¡Gracias presidente Mariano!

En nombre de mi compañera-esposa y en el mío propio, ¡gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!, don Mariano. Gracias por la no congelación de las pensiones de los humildes; gracias por tenernos en sus oraciones y utilizarnos en sus interesadas estadísticas; gracias por hacernos soñar con que estamos en un mundo “happy flowers”, que diría su gran defensor y pregonero Marhuenda; gracias por permitirnos seguir pensando libremente; por dejarnos transitar por las calles “en grupos reducidos”; por controlarnos desde las instituciones, para que no caigamos en el pecado ni incurramos en actos delictivos, defraudatorios, deshonestos, reprochables socialmente.

Gracias por impedir nuestro enriquecimiento, que nos equipararía a la saga de los corruptos; por recortarnos: la sanidad, la educación, la cultura y tantos otros derechos sociales; porque esto nos mantendrá siendo súbditos de su sistema y pueblo llano; sin proyectos pretenciosos, que puedan equipararnos a los de su escala social. ¿Qué sería de los señores , si no hubieran sirvientes, de los ricos sin pobres, del empresario sin obreros, de los poderoso sin oprimidos? Aburrido, ¿verdad?

Por eso, sr. presidente quiero darle las gracias, porque con los 0,90 euros de la subida mensual de pensión de mi compañera-esposa y los 4,98 de la mía tendremos la garantía de que el futuro no cambiará y nuestras preocupaciones seguirán siendo las mismas. Podremos seguir soñando con que las cosas sólo pueden mejorar, que aún tenemos la suerte de poder repartir nuestras miserias con los que ni siquiera pueden llegar a nuestro nivel: los “sin pensión”, “sin subsidio”, “sin trabajo”, “sin derecho a los medicamentos”, “sin ayudas a la dependencia”, “sin”, sin, sin,….

¡Qué suerte tenemos algunos! ¡Gracias a Don Mariano!