SMV 2015
El autor realiza un análisis de las circunstancias políticas que han concurrido en San Martín de la Vega en los últimos ocho años, así como la deriva personalista e interesada de la alcaldesa Guijorro.
Con sus casi 20.000 habitantes, el poder político municipal en San Martín de la Vega, por ley, está representado por 17 concejales electos. La situación actual comienza en mayo del 2007 cuando el Partido Popular, con Carmen Guijorro al frente, obtiene una sobrada mayoría absoluta de 10 frente a 7 concejales del PSOE y desaparece Izquierda Unida del Ayuntamiento, un grupo local de larga historia. Pero lo que parecía en ese momento una confirmación abrumadora del bipartidismo, pronto quedará reducido, a la luz de los acontecimientos futuros, a un último estertor furioso de un síntoma ya inservible y moribundo. La furibunda campaña demonizadora contra Zapatero, que caló en el voto indeciso a nivel general, y la situación de crisis interna que vivía el PSOE, demasiado introvertido en debates sobre la dirección del Partido a nivel local, propiciaron esa victoria de los populares. En la siguiente elección municipal del 2011 comienza a manifestarse la deriva anti bipartidista y, aún manteniéndola, se debilita la mayoría absoluta de Guijorro; 9 concejales el PP, 6 el PSOE, 1 Izquierda Unida y 1 Izquierda Social-ECOLO.
El Partido Popular que gana aquellas elecciones no es un partido especialmente vinculado a la derecha tradicional de San Martín, una derecha encarnada en cuatro o cinco familias con un enorme poderío patrimonial y una considerable influencia social, y sin embargo, aunque esta ganadora no sea “uno de los suyos”, respetan el resultado y colaboran tácitamente. Carmen Guijorro es una discípula de Esperanza Aguirre, dentro del laberinto de equilibrios y contrapoderes que caracteriza a la organización del Partido Popular en Madrid. Como la Aguirre, a la que admira e imita sin complejos incluso en el estilo un poco altanero de sus declaraciones públicas, la alcaldesa Guijorro hace de la accesibilidad a su persona y de la empatización emocional con la gente, sus principales armas políticas. Pero entendiendo siempre la solidaridad y la protección a los débiles desde una perspectiva “caritativa”, nunca por el reconocimiento de derechos.
Carmen Guijorro carece de titulaciones académicas oficiales
ni universitarias ni de grado superior ni de grado medio y como una postulante
“listilla” pone en su currículum que “estudió” ingeniería, sin terminar la
frase y reconocer que no ha concluido nada. Tampoco tiene oficio conocido.
Comenzó a cobrar un sueldo como concejala del Partido Popular en el
Ayuntamiento, cuando los concejales de la oposición cobraban. Sueldos que ella
misma quitó a los de otros partidos cuando alcanzó el poder por segunda vez. Es
una profesional de la política en el sentido más literal del término, una
profesional que siempre ha vivido de la política, y sólo de la política, y que
lo sigue haciendo.
En mayo del 2011, últimas elecciones municipales, con una
participación del 65%, el gran punto de inflexión de esta historia, vuelve a
dibujarse un panorama político condenado paulatinamente a no volver a repetirse
jamás. El Partido Popular saca 3.400 votos, una diferencia de 1.200 frente al
PSOE, que saca 2.200, Izquierda Unida 700, Izquierda Social-ECOLO 400 y el
grupo fascista Falange 234. En un barrio como El Quiñón, que concentra a un 25%
de la población de San Martín y donde tiene poca influencia el voto
“localista”, votaron 1.128 ciudadanos y la diferencia con la que el PP aventajó
al PSOE fue de 212 votos. Haciendo dos grandes bloques con los resultados en
este barrio, la derecha formada por PP y Falange saca 567 votos frente a la izquierda
de PSOE, IU e IS-ECOLO que sacan 505.
Tres años más tarde, mayo del 2014, con una participación
del 41%, se producen las elecciones al Parlamento Europeo. El grupo fascista
Falange no es votado por prácticamente nadie y esta vez la lista más exitosa es
la del PSOE con 1.300 votos frente a los 1.100 que saca el PP. Y la sorpresa: PODEMOS 600 votos, UPyD 500 e
IU otros 500. Un panorama político completamente nuevo que está comenzando a
ser entendido y digerido por la sociedad como la gran tónica general que se
avecina. El PSOE. que ya había resuelto sus problemas de dirección con la
elección de un nuevo Secretario General, Rafa Martínez, y una nueva Ejecutiva,
recibió este voto de confianza de la ciudadanía debido sobre todo a una
estrategia constante de presencia social a través del Partido y de denuncia y
control del poder municipal a través del grupo de concejales socialistas en el
Ayuntamiento.
El maquillaje populista y el disfraz de persona campechana y
cercana de Carmen Guijorro se desmoronaron con la crisis y con las dificultades
presupuestarias de un Ayuntamiento intervenido por el Estado. En esta grave
situación quedó expuesta su verdadera naturaleza. La Alcaldesa es una especie
de notaria mediocre, dedicada en su despacho a la firma de edictos y de papeles
oficiales, sin iniciativas y desbordada por una situación ante la cual sólo es
capaz de aparentar que las cosas siguen funcionando y de echarle la culpa de
todo a la “malvada” izquierda de la localidad. El cierre de la estación de tren
y de la residencia de ancianos municipal, la penuria y falta de imaginación de
unos festejos que inspiran vergüenza ajena, el mantenimiento, para cubrir el
expediente, en estado terminal, sin medios y sin ofertas culturales, de la
Biblioteca, del Centro Cívico, de las Pistas Deportivas y de los Parques, son
muestran patentes de su nefasta capacidad de gestión.
Pero aún hay más. Todavía puede hacerse peor. El pasado mes de junio, y como consecuencia de una de sus frecuentes crisis internas, uno de los concejales del PP decidió romper la disciplina de voto. Cristalizaba así una discusión acalorada, con gritos e insultos, entre el concejal y el autodenominado “secretario general” del Partido Popular de San Martín de la Vega, Ignacio Mendoza, único cargo de confianza de la Alcaldesa en aquel momento, y su novio. A pesar del pestazo a casquería del corazón que suscita el mencionar la situación sentimental de este individuo con Carmen Guijorro, no queda más remedio por dos motivos: el primero porque ella lo reconoce así públicamente en su página de Facebook del 16 de julio, y el segundo, porque Ignacio Mendoza fue cargo de confianza y es “secretario general”, única y exclusivamente, por ser novio de la Alcaldesa. Y ahora explicamos lo de las comillas.
En la manera de organizarse hay una diferencia muy llamativa
entre el PSOE y el PP con respecto al significado y a las funciones que se le
da al cargo de Secretario General en cada partido. En el PSOE el Secretario
General es el que manda, ya sea a nivel local, regional o estatal, y en el PP
su equivalente es el Presidente, inexistiendo muchas veces el Secretario
General como tal en las organizaciones o, si existe, ejerciendo éstos simples
tareas administrativas. Sin embargo, aquí en San Martín de la Vega, Ignacio
Mendoza convenció a su novia la Alcaldesa y Presidenta Popular para que
convocara una Asamblea del Partido, a la que asistieron veinte militantes y
pico, y le propusiera a él como Secretario General. Evidentemente, y dado el
fuerte organicismo jerárquico que caracteriza al PP, Ignacio Mendoza fue
elegido. Atrevido hasta la provocación, este personaje utilizó su influencia
sentimental sobre Carmen Guijorro para dotarse de una legitimidad que jamás
habría conseguido por mérito propio. Y reinventó a su gusto el título de
Secretario General dentro de las filas Populares para adaptarlo a sus
aspiraciones personales de dirigente político. Durante siete años, como cargo
de confianza de libre designación nombrado por la Alcaldesa ha estado cobrando
casi 3.000 euros mensuales, un sueldo muy similar al de Carmen Guijorro, lo
que, siendo legal, es impresentable desde la más elemental ética que se le debe
exigir a un servidor público. Es como si al día siguiente de ganar unas
elecciones un alcalde contratara como cargo de confianza a su mujer, a su padre
o a su hijo.
Cuando quedó confirmada la información en la primera semana
de julio de que a causa de esa crisis interna un concejal del PP iba a romper
la disciplina de voto y la Alcaldesa no tendría por ello mayoría absoluta en el
Pleno Ordinario del 9 de julio, el PSOE de Rafa Martínez presentó una Enmienda
a la Totalidad con carácter de Propuesta que fue aprobada y que contenía los
siguientes tres puntos: primero, el despido inmediato del novio de Carmen
Guijorro como cargo de confianza; segundo, la supresión de la revista ‘Avanza’
en cualquier formato; y tercero la restitución de jornada y sueldo a seis
trabajadores del Ayuntamiento. Ignacio Mendoza, el novio despedido en
cumplimiento del Acuerdo Plenario, era el encargado de redactar todos los
documentos políticos del Ayuntamiento, siendo lo más característico de su
estilo el tono altanero y la falta de respeto a los adversarios. La revista ‘Avanza’,
oficialmente municipal, había sido convertida en un descarado pasquín
propagandístico del Partido Popular. Y el recorte de sueldo a esos trabajadores
fue una manera antisocial de ajustar el presupuesto. El PSOE aprovechó las
debilidades internas del PP de la Alcaldesa para devolver altura y dignidad al
debate político local, para impedir que se siguiera pagando con dinero público
una octavilla partidista y para dejar claro que el ahorro institucional nunca
debe hacerse a costa de los derechos de los trabajadores.
La última cita electoral dejó claro que una parte importante
del electorado desea instrumentos de participación política más eficaces e
intensos, y también, que los Partidos tradicionales deben mejorar y cambiar al
hilo de estos anhelos colectivos. Los espectaculares resultados de PODEMOS,
UPyD e IU en San Martín se produjeron sin que nadie hubiese representado ni
hecho campaña alguna a favor de los dos primeros grupos y muy poco con respecto
al tercero. Con un PP desacreditado y desunido, a la izquierda del PSOE estos
nuevos grupos emergentes protagonizan un debate fundacional obsesivo y no
exento de cierta esquizofrenia. Un debate apasionante, sin duda alguna, pero
también complejo y lleno de incertidumbres al pretender vincular la
representatividad electa de la ciudadanía a un control asambleario permanente
con capacidad de revocación de propuestas y cargos en cualquier momento. Poder
asambleario absoluto y eficacia estratégica en la consecución de objetivos
políticos han sido hasta ahora dos polos opuestos, incapaces de convivir juntos
en la práctica de los partidos occidentales. Quizás la cuadratura del círculo o
quizás un hermoso sueño cuya resolución merece ser intentada de nuevo. El hecho
objetivo es que, a pesar de todas las buenas intenciones que se les presupone,
el debate fundacional y de representatividad es tan intenso entre ellos que prácticamente
consume todas sus fuerzas ideológicas y no presentan un programa mínimamente
coherente y capaz de ser llevado a cabo.
Las elecciones municipales en San Martín de la Vega se celebrarán dentro de siete meses y se avecina un auténtico dilema que como siempre, de manera magistral y luminosa, será resuelto como se han resuelto en España las preguntas más cruciales durante los últimos cuarenta años: votando.
Andrés Salazar es concejal del PSOE en San Martín de la Vega.
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