La investigación comenzó en Majadahonda, pero habrían actuado en diversos municipios de la Comunidad de Madrid, entre los que se encuentra Pinto
Agentes de la Guardia Civil han detenido a seis personas por su presunta implicación en veinticinco delitos contra ancianos, a los que sustraían joyas y dinero en efectivo. Uno de ellos es menor de edad y el resto no supera los 22 años. La Autoridad Judicial competente ha declarado el ingreso en prisión de los cinco mayores de 18.
Está probada su actuación en Pinto, Majadahonda, Valdetorres del Jarama, Manzanares el Real, San Lorenzo del Escorial, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias, Navas del Rey, Galapagar, Algete, Villa de Prado y Brunete. No obstante, aún está investigándose su posible participación en hechos provocados en otras Comunidades Autónomas.
La investigación comienza cuando agentes del Puesto de la Guardia Civil de Majadahonda detectaron un aumento en el número de denuncias por parte de ancianos, que ponían en conocimiento de las Fuerzas de Seguridad hurtos, robos con fuerza o robos con violencia contra su persona. El patrón era el mismo y para la obtención de datos ha sido elemental la información aportada por residencias geriátricas acogidas al Plan Mayor de Seguridad.
Los supuestos autores distraían a las víctimas con recogidas de firmas a beneficio de falsas organizaciones sociales y otro aprovechaba el momento para sustraer todos los efectos de valor que éstos portaran, llegando incluso a ejercer la violencia si la víctima se resistía.
Las investigaciones han llevado a la Guardia Civil hasta un grupo organizado cuyos integrantes dedicaban todo su tiempo a realizar esta actividad. Además, están vinculados familiarmente entre sí y residen en el mismo barrio de Madrid.
Según fuentes de la Guardia Civil, los detenidos “contaban con una férrea estructura delincuencial, teniendo cada uno de ellos distribuida la función que tenían que realizar”.Todos eran expertos conocedores de los lugares de tránsito de los ancianos y buscaban “la idoneidad del sitio para perpetrar el hecho delictivo”.
Las víctimas eran, fundamentalmente, ancianos entre los 70 y los 80 años, especialmente los que, aparentemente, fueran más vulnerables para que su capacidad de reacción fuera escasa o nula.
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