La pistola humeante de Rajoy
El 'caso Bárcenas' ha puesto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los pies de los caballos. Tres de cada cuatro españoles no creen al presidente y le dan más verosimilitud a los papeles de Bárcenas.
"Luis, lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un
abrazo", este SMS de Rajoy a Bárcenas el 18 de enero pasado, cuando ya se
conocía que el ex tesorero del PP tenía 22 millones en cuentas suizas (luego se
supo que tenía más del doble), es la pistola humeante, la prueba evidente de
que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy no es digno del cargo. Por otro
lado, durante la comparecencia del presidente en el Congreso, a la que fue
llevado a rastras, Rajoy admitió que cobró “anticipos o suplidos a justificar” como
denominó eufemísticamente a los sobresueldos que cobró en metálico del partido
y que en todo caso, sean en A o en B, eran incompatibles con su condición de
ministro y, por tanto, ilegales.
Pero es más, en la comparecencia de Rajoy se produjo un
hecho decepcionante, impropio de una democracia. Al poco de comenzar a dar su “versión”
del ‘caso Bárcenas’, Rajoy dijo “me equivoqué” y a continuación toda su bancada
prorrumpió en un atronador aplauso ante la perplejidad de cualquier observador
imparcial. ¿Aplaudirían los accionistas de una gran compañía a su presidente si
dijese “me equivoqué, he dilapidado los activos de la empresa por confiar en
alguien que no lo merecía, pero no voy a dimitir”?. Sólo una democracia
enferma, con listas electorales cerradas y bloqueadas, puede admitir que el
jefe siempre tiene razón, incluso cuando se equivoca.
Editorial del nº 268 de ZIGZAG.
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