Despejando el panorama

El panorama, en el vasto sentido de la palabra, se ha despejado muchísimo últimamente; o sea, desde las últimas elecciones generales (o coroneles, que con los recortes nunca se sabe). Se han aclarado muchas cosas.

Por ejemplo, ya sabemos con absoluta certeza que da exactamente igual lo que prometamos en nuestro programa electoral, porque podremos incumplir, añadir o modificar lo que nos dé la real gana sin que nada nos pase.

Comprobamos cómo ese espacio ideológico-político tan socorrido, llamado centro, se ha despejado por la parte de la derecha, por donde se ha ido el PP, liberado de su tosco disimulo ya. Ahora el centro lo ocupan el PSOE y UPyD, que, total, ni les supone conflicto ideológico alguno ni les afecta para nada a sus labores opositoras, y les pilla más cerca de todas partes… bueno, de todas no, porque de la parte en que se encuentra IU nadie, ni siquiera IU, está cerca.

Ya sabemos con total seguridad que la Historia, en su apartado de “historia de las relaciones de producción”, será revisada desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XXI, para rebajar sustancialmente la importancia de fenómenos como los movimientos obreros, la lucha de clases, las ideologías proletarias, la idea de bienestar, la de democracia, etc., y enseñarlos en las escuelas como lo que han sido realmente, gentilezas de distracción propiciadas por el lobby financiero durante el tiempo necesario para instalarse definitivamente en el planeta y perpetuar la sociedad estamental, en cuya cima se hallan ellos y los suyos, lógicamente.

Ya es seguro que los partidos políticos dejarán de pagar lo poco que pagan, porque se dejarán de disimulos y se proclamarán, primero, sectas, y después, religiones.

Es evidente que los conceptos de honestidad, compromiso, justicia, sentido común, solidaridad…, sólo tienen significado abajo a la izquierda, en la calle, junto a las iniciativas del 15-M.

Y, por último, sabemos que TVE volverá a ser…, o sea, a no ser.

Carlos Lapeña es escritor