Goodbye, Fernández
El abandono voluntario de la alcaldía de Pinto por parte de Antonio Fernández el 17 de junio es la noticia que corona una serie de acontecimientos irregulares, turbios o extravagantes protagonizados en los últimos dos años por este peculiar alcalde socialista. En este sentido son significativos los titulares que le dedicó la prensa nacional: “Adiós al alcalde más polémico” (El Mundo); “El polémico alcalde de Pinto deja el cargo al cumplir 10 años en el puesto” (El País); “El alcalde socialista de Pinto dimite tras diez años de polémica gestión y escándalos políticos” (ABC); “El alcalde de Pinto se marcha tras una década de escándalos” (La Razón).
7 julio 2005.- Pero es que basta dar un repaso a algunos de los escándalos o actuaciones más polémicas de Antonio Fernández en los últimos dos años para hacerse una idea precisa de hasta qué punto este hombre había perdido el rumbo.
Veamos, ya la cosa empezó mal cuando se constituyó el nuevo consistorio y dimitieron dos concejales socialistas para que la hija del alcalde pudiese ser concejala. Los dimitidos no se fueron a sus casas, qué va, se quedaron como cargos de confianza bien pagados a cuenta de todos los pinteños. Fue el primer aviso de que Fernández iba a utilizar la caja municipal en esta legislatura sin el menor recato. Dos meses después se pagan 38 millones de pesetas por la actuación del grupo televisivo Upa Dance en las fiestas locales. La bisoñez del equipo de gobierno, junto con la prepotencia y la irreflexión, conducen a que tenga que revocar “decisiones firmes” a causa de la movilización popular: nada menos que tres manifestaciones (cuando en los 8 años anteriores sólo había habido una) y varias plataformas: contra la ecotasa, contra el IBI, contra la gasolinera, contra el circuito de velocidad…
Además, de los 12 concejales socialistas elegidos en 2003, en dos años han dimitido la mitad (entre ellos los números 1, 2 y 3). Dos de los concejales dimitidos fue porque no votaron a favor de la candidatura de Antonio Fernández a la secretaría general del PSOE de Pinto (cargo en el que sucedió a su esposa), y por el mismo hecho (no votarle) cesó al director del teatro que venía desempeñando una buena labor cultural… Y a todo esto, este peculiar alcalde le llama “estabilidad”.
La discrecionalidad y la inseguridad del Estado de Derecho en el Ayuntamiento de Pinto ha sido tal en estos dos años que hasta el Defensor del Pueblo tuvo que intervenir para calificar la “comisión de investigación” contra el concejal Reyes, como “un fraude de ley”, y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid invalidó por manifiesta parcialidad la elección de la jueza de paz (una persona dependiente económicamente del gobierno municipal y que fue en las listas del PSOE).
Si a todo esto, le añadimos que el Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha acusado a Fernández de malversación de fondos públicos, prevaricación y cohecho, por lo que está siendo investigado por el Juzgado, tenemos un cuadro final desolador de este personaje que, sin miedo al ridículo y despreciando toda evidencia, se ha autocalificado con un “10 en gestión”, aplaudido por todos sus carísimos y abundantes palmeros en nómina.
Por supuesto no todo en los 10 años de Fernández fue así. En su primera legislatura (1995-99) Fernández hizo una buena gestión (no de 10, pero sí de notable), después del abandono en el que IU había sumido a Pinto en su último mandato. Y en su segunda legislatura (1999-2003), Fernández desarrolló una gestión que se puede calificar con un aprobado, aunque con muchas sombras. Pero este coletazo final, esta idea extravagante de que las legislaturas deben durar 10 años, ha puesto en evidencia que el proyecto de Fernández para Pinto está agotado. Y lo peor de todo es que este polémico alcalde ha crispado las relaciones institucionales de Pinto con la Comunidad, ha insultado a la presidenta y a los consejeros, sin el menor respeto, y ha puesto a Pinto en una situación difícil. Situación que el mediocre equipo creado por Fernández es improbable que supere. Es hora de cambio, no sólo de un alcalde maleducado y bajo sospecha, sino de todo su equipo, por el bien de Pinto.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.47