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Pinto y su historia: El misterio del coso taurino

Mario Coronas Martes, 20 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:
Un fragmento de un dibujo de Daniel Urrabieta Vierge, considerado el padre de la ilustración moderna, de una novillada celebrada en Pinto en 1872.Un fragmento de un dibujo de Daniel Urrabieta Vierge, considerado el padre de la ilustración moderna, de una novillada celebrada en Pinto en 1872.

Siempre se había creído que el coso taurino en Pinto, desde el siglo XV hasta los años 60, había sido su plaza mayor, la Plaza de la Constitución. Pero en periódicos de los días 30 de mayo, 1 y 2 de junio de 1854 se afirmaba que “últimamente tendremos algunas funciones de novillos en el inmediato pueblo de Pinto, donde se ha construido una plaza muy regular”.

 

Esta información nos indica que en 1854 se construyó una plaza de toros. Con la llegada del ferrocarril, Pinto se convirtió en un arrabal de la corte. Muchos ciudadanos de Madrid acudían a nuestro pueblo, movidos por su cercanía, para pasar un día agradable en el campo. Quizá fuera este el motivo de construir una plaza de toros, donde los forasteros podían acudir gracias a la facilidad del ferrocarril.

 

El anuario taurino de 1883, ilustrado por Lizcano, realiza un amplio reportaje sobre las nuevas construcciones de cosos taurinos de España, desde las primeras plazas, construidas el siglo XVIII hasta la fecha de la publicación. En él se afirma que “la plaza de Pinto, estrenada en 26 de junio de 1854, tiene cabida para 1000” espectadores.

 

En la revista taurina “El Enano” de fecha 9 de junio de 1895 abre su portada con el titular “Junio Taurómaco – Efemérides”, donde apunta que “1854. Día 25.- Se inauguró el circo taurino de la cercana villa de Pinto”.

 

Pues ni 25 ni 26, el estreno del nuevo coso taurino fue el jueves 15 de junio. En la prensa de aquellas fechas encontramos un anuncio del Ferrocarril de Aranjuez donde se anuncia que el jueves 15 de junio, con motivo de los toros que se lidiarán en Pinto, el tren directo que partía de Madrid haría escala en Pinto, y el tren de mercancías, que también salía de Madrid, admitiría para la propia estación de Pinto, viajeros con billetes de tercera clase, que al efecto se expedirán desde las 12h.

 

El 27 de junio de 1854 el entonces periódico “El Enano” afirma que “en la tarde del jueves 29 del actual tendrá lugar la segunda corrida en la plaza de Pinto”.

 

Pero, ¿por qué no aparece este supuesto coso en el plano que existe de Pinto de 1858, tan solo cuatro años más tarde?

 

La última “media corrida” anunciada sería la del 29 de julio de 1855, con dos toros de la ganadería de Feliciano Martínez, de Colmenar Viejo, para el diestro Mariano Antón, y seis novillos para que el público pueda capearlos a su arbitrio.

 

La crónica de la prensa afirma que “llegados a Pinto, y dentro ya del local que llamaban plaza de toros, vimos salir uno que prometía mucho”. El segundo toro, de nombre Sacristán, saltó “al tendido desde el ruedo; más al verlo los labriegos que allí estaban, echaron a correr en distintas direcciones, y el toro, para probarles que su visita solo era de atención, pasó junto a ellos sin hacerles daño, y después salió por una puerta que daba al pueblo, mezclado con la gente que en tropel salía a la calle, sin causar menor desgracia”. El toro salió al campo, atravesando la población sin causar daño, siendo muerto a balazos por los nacionales de caballería, a quienes se debió el que no acometiese a un grupo de gallegos que iban por el camino.

 

En otra crónica se apunta a que el toro apenas recibió el primer par de banderillas, resolvió evadirse “sin que le sirvieran de obstáculo ni la barrera que limita el redondel, ni el antepecho que defiende al tendido”. Gran alarma produjo entre los inmediatos espectadores la repentina aparición del toro, que “habiendo logrado escaparse por una de las puertas del tendido, ganó por último las afueras de la plaza, y atravesó la población, perseguido por algunos nacionales, que al final lograron inutilizar al furioso animal”.

 

La crónica finalizaba con esta recomendación: “aconsejamos a nuestros lectores, a fin de evitarles una desgracia, que no vayan a la plaza de toros de Pinto, si continua como hoy se encuentra, con un callejón de barrera muy estrecho, por lo que es fácil el salto del toro al tendido, y además poco segura, agregándose a esto el mal servicio en todos los conceptos, el subido precio de las localidades y la ninguna inteligencia del señor presidente. Hubo dos cogidas, pero sin consecuencias desagradables. Los toros de muerte fueron buenos, y la entrada floja. Los concurrentes a la corrida salieron hartos… de polvo, a causa de no haberse regado el piso”.

 

Parece que el descontento general de la poca afición que asistió a la plaza dio la puntilla a la efímera vida de este coso taurino. Las corridas regresaron años más tarde a su espacio original, la plaza de la Constitución.

 


[Img #27413]Esta sección es posible gracias al patrocinio de la Fundación Egido. Esta institución sostenida por el Grupo Egido tiene como fin de interés público promover cualquier actividad que fomente la cultura, la educación, la solidaridad y, en general, el bienestar y desarrollo de Pinto y los pinteños. La Fundación Egido tiene su sede en el edificio de la calle Las Monjas, 3.

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