Necesitábamos un Thanos para despertar

Nunca me han gustado las películas de superhéroes. Sin embargo, con infinita paciencia me tragué en el cine la de Los Vengadores 3, (la 4 me negué a verla) para acompañar a mi hijo. Y tengo que confesaros que cuando Thanos apretó el botón y se cargó a la mitad de la humanidad para salvar de la hambruna a la otra mitad, dije, ¡Vaya!, veo un propósito a tanta batalla. Pero después de varios años no todos han visto la película.

En cambio, me gustan las distopías. Me encantó la segunda parte de Blade Runner y espero con gran expectativa la cuarta de Matrix. Quizá toda esta visión nefasta no sea muy agradable en estos momentos, pero creo que es necesaria para que despertemos. Hay quien le aburre la historia, pero ahí es donde radica la clave de la supervivencia de nuestra especie.

Hace unas semanas hablaba con unas amigas sobre la deriva que lleva nuestra sociedad. Hay muchísimos avances tecnológicos y la globalización no es un gran demonio. Todo tiene sus ventajas. Sin embargo, hay muchas personas que se están volviendo egoístas y dependientes. Adictos al consumo de una realidad distorsionada y virtual. Es evidente que vivimos una etapa decadente, como cuando el Imperio Romano fue invadido por los pueblos germanos; como cuando Egipto sucumbió ante el ejército de Alejandro Magno y más tarde Cleopatra se casaba con un general romano, para salvar algo de su Imperio.

El coronavirus es un Thanos real, nada tiene de ficción. Aunque nos parezca un mal sueño. Pareciera que tantas películas con desastres naturales, tsunamis, glaciaciones, erupciones volcánicas o guerras entre galaxias, sean lo que las novelas de Julio Verne en el siglo XIX, una premonición. Una visión de la deriva hacia dónde vamos en nuestra nave espacial, La Tierra.

El mito griego de Pandora nos decía que cuando domina la destrucción total por lo que salió de la caja, en ella solo queda la esperanza. Verde como la naturaleza que renace instintivamente. Estoy convencida de que también nosotros brotaremos reforzados, unidos, orgullosos de los profesionales que dirigen y se enfrentan a este virus. Como especie depredadora y bastante inteligente (aunque a veces no lo parezca), seguro que emergeremos fortalecidos. Aprenderemos y cambiaremos ciertas conductas para sobrevivir. En cada giro de la historia hemos evolucionado.

Durante estas semanas será necesario reflexionar. Después surgirá un nuevo comienzo, desde el que se empezará a valorar lo esencial. Para ello sería necesario tomarse las cosas en serio y perseverar. Habrá un gran movimiento solidario y construiremos una visión nueva. Se hará imprescindible elegir bien qué modelo seguiremos, con esa libertad liderada por la intuición, por el corazón.

Al final, después de limpiar esas capas que ocultaban nuestra energía original surgirá una vida renovada, llena de amor. Y daremos las gracias, porque todo este sufrimiento habrá merecido la pena. Ánimo a todos en su labor de contención y ayuda. Ánimo a todos los que cuidan y se cuidan recluidos dentro de casa. Mi pésame a los familiares de los que perdieron y perderán a sus seres queridos.

Veo la luz al final del túnel. Espero que tú también.