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Esther A. Muñoz

Día de las Escritoras

Escritoras son

Lunes, 15 de Octubre de 2018 Tiempo de lectura:

Desde 2016 la Biblioteca Nacional organiza el Día de las Escritoras, una fecha para recordar el legado cultural de nuestras escritoras, reconocer su valor en la literatura y recordad y combatir la discriminación que sufrieron a lo largo de la historia.

Históricamente la literatura, como tantas y tantas facetas de la vida intelectual y creativa, estuvo reservada a los hombres. Así, con excepciones como las de Santa Teresa de Jesús, Sor Juana Inés de la Cruz o Madame de Staël, entre pocas más, llegamos hasta mediados del siglo XIX con la mujer postergada en su identidad. Y no era sólo que las mujeres apenas tuviesen acceso a la creación literaria, sino que en los propios personajes femeninos de la literatura de aquellos tiempos los autores varones condenaban, de un modo u otro, los comportamientos “inmorales” de las mujeres, entendiendo por ‘inmoral’ toda conducta que no implicara quedarse encerrada en su hogar al servicio de su familia.

Va a ser con el realismo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando este estado de cosas va a ir cambiando. Comienza entonces a aparecer un tipo de literatura que busca la representación objetiva de la realidad, de lo que sucede. Junto a esta corriente emerge un nuevo tipo de imagen femenina, de mujer anulada y oprimida por la sociedad. Esta mujer se rebela contra lo establecido y, cansada de ser incomprendida, se deja llevar por sus pasiones e impulsos y rompe con los cánones impuestos por la sociedad tradicional, que tendía a lo puritano. Obras como Mademe Bovary, La Casa de Bernarda Alba o Tristana son ejemplos de este tipo de literatura.

La sociedad comienza a tomar conciencia de la situación y aparecen los movimientos feministas que sirvieron para que las mujeres lucharan por sus derechos y cambiaran su situación, abriendo el camino para la futura proliferación de autoras femeninas. Jane Austen, Mary Shelley, Virginia Woolf, en Inglaterra, o Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán, en España, son algunas de aquellas mujeres que se atrevieron a desafiar las normas impuestas por la sociedad y consiguieron, aun teniéndolo todo en contra, hacerse oír y allanar el camino de otras muchas que las seguirían a partir del siglo XX.

Pero si es verdad que se han superado perjuicios y estupideces atávicas, aún queda mucho por hacer. Desde el primer texto literario en el que se prohíbe a la mujer tener voz propia -éste de la ‘Odisea’: “Madre mía, marcha a tu habitación y cuídate de tu trabajo, el telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se ocupen del suyo. La palabra debe ser cosa de hombres, de todos, y sobre todo de mí, de quien es el poder en este palacio”- han cambiado cosas, desde luego, pero a veces más en la forma que en el fondo. Juzguen sino el siguiente caso ocurrido hace unos años con motivo del centenario de la escritora mexicana Elena Garro (1916-1998). La editorial Drácena publicó una nueva edición de su novela ‘Reencuentro de personajes’ y para promocionarlo puso el siguiente texto en la faja de cubiertas: “mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges”.

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