Nació en Cuenca en 1962. Es Licenciado en Filología Hispánica, especialidad de Literatura, por la Universidad Complutense de Madrid. Compagina su trabajo de bibliotecario en la Biblioteca Municipal Gloria Fuertes de Parla con el de escritor y coordinador de talleres literarios.Vivió en Pinto desde 1969 hasta 1993 y, aunque desde esta fecha fijó su residencia en Parla, mantiene profundos vínculos con Pinto, a través de su familia, amigos y las colaboraciones con la revista Zigzag o el concurso literario del CEIP Isabel la Católica que lleva su nombre.
Has tocado casi todos los géneros, ¿en cuál te sientes más cómodo?
Me siento más cómodo escribiendo para niños, poesías y cuentos infantiles principalmente, cuya extensión no sea excesiva. Me siento mucho más cómodo y disfruto más escribiendo textos cortos.
¿Te ha influido a la hora de escribir para niños el hecho de tener dos hijos pequeños?
Al principio, sí. Los primeros cuentos y poemas infantiles surgieron con los primeros años de mi hijo. Ahora ya están en la preadolescencia, Pablo tiene doce años y mi hija Amanda diez, y sigo escribiendo géneros y temáticas infantiles. Quizás influya más que la brecha de la publicación surgió con el género infantil, y eso me anima a seguir por el mismo camino.
De todos tus trabajos, ¿con cuál te sientes más satisfecho?
Uff..., es una pregunta difícil de contestar, supongo que con todos. “Eugenio el de la botella” es el primer trabajo publicado, y sientes un cariño especial, pero “El Maestro” es quizás mi obra más literaria. De lo que he publicado estoy satisfecho con todo, y también creo que otros textos que no están publicados deberían estarlo. Por otro lado, he escrito otros que están sin publicar y opino que están mejor así.
Una pregunta obligada, ¿cuáles son tus referencias literarias?
En literatura infantil, escritores clásicos como Arnold Lobel, el creador de “Sapo y Sepo”; Gianni Rodari, su “Gramática de la fantasía” es una fuente estupenda de ideas; Anthony Brown y Leo Lionni, tienen unos álbumes ilustrados fantásticos; la faceta infantil de Bernardo Atxaga, con “Memorias de una vaca”; o Roal Dahl, autor de “Charlie y la fábrica de chocolate”. De literatura de adultos, los cuentos de Cortázar, Borges, García Márquez o Italo Calvino. En cuanto a los españoles me interesa Ana Mª Matute o Gonzalo Torrente Ballester, entre otros. En general, todos los escritores que han utilizado la literatura como juego. Por ello, a veces en mis obras se diluye la parte didáctica en la parte creativa.
¿Qué elementos o motivos te inspiran?
Me inspira, sobre todo, la lectura. También la cotidianeidad y el entorno. Tengo varias cosas que parten de una anécdota real. En “El maestro” mi experiencia como profesor en la escuela de adultos. En “Rima rimando” la lectura de versos infantiles. En “Eugenio el de la botella” la propia frase del título. En “Vida sompata”, los cronopios y las famas de Cortázar. Ahora también estoy influenciado por los blogs, me interesan mucho y pueden ser una fuente de inspiración interesante.
¿En qué punto del proceso creativo crees que acaba la inspiración y comienza el trabajo?
La inspiración es el punto de partida, lo que define al escritor es que tiene algo que contar, y eso tiene mucho que ver con la inspiración. Inmediatamente después empieza el trabajo, pero hay rendijas por donde se cuela la inspiración; la obra es algo que no se controla al cien por cien. La parte final de corrección ya no tiene nada que ver con la inspiración.
Cuando escribes, ¿cómo te entiendes con ambas variables, inspiración y trabajo?
Ahora estoy en una fase en que solo escribo cuando tengo ganas y quiero, pero cuando aparece la inspiración hay que aprovecharla.
A la hora de crear un texto literario, ¿piensas en un posible editor, en los lectores, en las modas...?
Cuando escribo pienso en lo que estoy contando, en buscar la mejor manera de exponer la historia. Incluso conociendo los derroteros editoriales, soy incapaz de forzar mi modo de escribir para seguirlos. No me interesan otros temas que estén al margen de la propia historia. Si pienso en el lector alguna vez es como un modelo, como un referente abstracto, necesario en quienes escribimos para niños.
Vamos a pasar a otros temas distintos, pero no del todo ajenos a tu actividad creativa. Eres bibliotecario en Parla, ¿qué te ha ofrecido o ha permitido tu trabajo?
Por supuesto, tener acceso a la información y estar al día, puedo acceder a libros y revistas literarias y culturales de forma más cómoda. También me facilita el escribir, porque cuando salgo de mi trabajo desconecto, ni siquiera me pasaba esto cuando era profesor de adultos.
¿Cómo ves el panorama literario actual?
El panorama es interesante, pero excesivo. Existe una sobreproducción, todo va muy deprisa y como lector es difícil asimilar todo lo que se publica. Por otro lado, los medios de comunicación tienen una influencia bestial, pero a la vez no les da tiempo a apreciar lo interesante o no interesante de una nueva propuesta. Esto tiene como consecuencia que son los cincuenta escritores de siempre y las grandes editoriales las que se hacen con el mercado. Existen pequeñas editoriales con trabajos nuevos que se quedan en el tintero, una lástima.
¿Ves alguna solución para que el lector no se confunda y pueda decidir con mayor seguridad sus lecturas?
La esperanza que queda es el trabajo del librero y de la biblioteca. Las revistas especializadas son relativamente fiables, quizás más por la selección que hacen de las obras reseñadas que por las criticas que publican de las mismas. Otras referencias son los premios que no estén vinculados a las editoriales.
Colaboras habitualmente con las publicaciones locales Noticias de tu ciudad y Zigzag, ¿las afrontas como una liberación, un juego, un reto?
Un poco de todo. Me decidí a hacer las colaboraciones para probar otra faceta de la escritura, la opinión. Al principio me daba reparo el compromiso de tener que hablar de algo todos los meses. Durante los primeros meses hay un almacén de cosas de las que quieres hablar, sobre todo en Parla, que es la ciudad donde resido. Van pasando los años y hay un peligro de repetirse, también hay limitaciones en cuanto a los temas, porque lo que escribes un día, una semana después, cuando aparece la publicación ya no es actualidad. Pero en general me gusta porque te exige estar más atento a todo, es otro registro distinto que agradeces de cuando en cuando. Además, a veces te permite plantear un tema y luego jugar, lo que me divierte mucho.
¿Qué referencias tienes como columnistas?
Me gustan las opiniones de Juan José Millás, Elvira Lindo (a veces), Muñoz Molina, Javier Marías, Manuel Rivas o Manuel Vicent. Hace poco he descubierto la faceta de Espido Freire como columnista, y de Lorenzo Silva.
También impartes talleres de escritura. ¿Qué crees que aportan?
Considero que son importantes en la iniciación y son los que habitualmente imparto. Abren las puertas a la gente interesada o con inquietudes de escribir, dándote la posibilidad de conocer los fundamentos que el escritor necesita y utiliza a la hora de iniciar un texto literario. Cuando ya conoces los mecanismos básicos tienes que trabajar de forma individual, por lo que creo que los más especializados son para escritores “vaguetes”. También me llaman para dirigir clubes de lecturas, una propuesta muy interesante porque hace que los lectores sean más críticos y que se fijen en algo más que en la trama del libro.
El concurso literario del colegio Isabel La Católica lleva tu nombre, ¿qué ha supuesto esto para ti?
Al principio sentía un poco de rubor, ya que me considero un escritorcillo a tiempo parcial. Pero sí, claro que me atrajo la idea de fomentar la escritura en los niños. Además, siempre que puedo me paso por las clases para animarles y les planteo algunos ejercicios de escritura. También me gusta la implicación que han tenido los profesores con el proyecto y la posibilidad de publicar la recopilación de los textos desde el inicio del concurso en 2001, gracias a la aportación del Ayuntamiento de Pinto y de Alfasur, ha sido una gozada.
Te sumergiste en el mundo de la política y estuviste como cargo de confianza durante los primeros meses de Gobierno de PP-JpP. ¿Cómo fue la experiencia?
Aunque estuve relativamente poco tiempo, planteé varias propuestas de las que estoy muy satisfecho, como la Feria del Libro o los Premios Literarios. Tener la capacidad de decidir qué priorizar culturalmente es muy interesante y a la vez muy intenso, ahora entiendo que haya gente que le cueste dejar la política. Aunque no hay que olvidar que es un trabajo político, temporal y de servicio público, y tienes que mirar las cosas desde otro punto de vista. También te das cuentas de los problemas burocráticos y administrativos que deben superar todos los proyectos. Me dejó secuela, me ha costado volver a lo anterior, es decir, a la rutina de escribir diariamente.
¿Qué estás escribiendo ahora?
Tengo cosas a medias que he retomado, pero no acaban de coger fuerzas, y tengo en mente también la posibilidad de crear una historia contada desde distintos puntos de vista.
¿Cuál va a ser tu próxima publicación, qué tienes en el cajón?
Tengo terminados y distribuidos por las editoriales un libro de sonetos, otro libro de dragones y dos cuentos infantiles, de los que prefiero no adelantar títulos. Eso sí, espero que pronto podamos verlos publicados.
TÍTULOS PUBLICADOS
Literatura infantil y juvenil:
Eugenio, el de la botella. Edelvives, 1998.
El maestro. AlfaSur, 2000.
En la habitación, por la noche. AlfaSur, 2002.
La tristeza de María. Edebé, 2004
Vida sompata. Diputación Provincial de Cuenca, 2004
Cuentos en familia. Anaya, 2006
Rima rimando. Poemas de 10 por 3. Universidad de Castilla-La Mancha, 2007
Literatura adultos:
Con cierto asombro (cuentos breves). AlfaSur, 2004
PREMIOS
IX Premio Ala Delta de Literatura Infantil, 1998, otorgado por la editorial Luis Vives a la obra Eugenio, el de la botella.
2º Premio del XXIV Premio Villa d’Ibi de Narrativa Infantil 2005 por la obra Cuentos en familia.
1er Premio Ciudad de Hellín de Poesía 2005 por la obra Imperio luciérnaga.
1er Premio Luna de Aire de Poesía infantil, 2006, otorgado por el CEPLI de la Universidad de Castilla-La Mancha, por el poemario Rima rimando. Poemas de 10 por 3.
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