Cartas de los lectores | Voluntarios a cambio de...

Antes de comenzar mi exposición, y para poner en contexto a los neófitos en el tema, paso antes de nada a dar la definición que hace la ley del termino voluntariado. La Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado, en su Titulo I Art 3 punto 1 apartado c) se dice que:

Artículo 3. Concepto de voluntariado.

1. A los efectos de la presente Ley, se entiende por voluntariado el conjunto de actividades de interés general desarrolladas por personas físicas, siempre que reúnan los siguientes requisitos:

c) Que se lleven a cabo sin contraprestación económica o material, sin perjuicio del abono de los gastos reembolsables que el desempeño de la acción voluntaria ocasione a los voluntarios de acuerdo con lo establecido en el artículo 12.2.d).

Según esta definición, ningún voluntario, del tipo que sea y cualquiera que sea la institución en la que preste su servicio, no puede ni debe recibir ningún tipo de pago, ya sea pecuniario ni a través de premios o regalos. Lo que en roman paladino viene a ser hacerlo por amor al arte, vaya.

Pues estos días nos hemos despertado de nuestro error. Parece ser que si perteneces a ciertas organizaciones sí tienes derecho, o te crees tenerlo, para el uso gratuito de instalaciones publicas. Y todavía tenemos la caradura de seguir denominándonos “voluntarios”. No es de recibo alardear de realizar una acción altruista y luego andar reclamando recompensas, por nimias que estas sean. La anécdota no puede esconder lo verdaderamente preocupante de todo esto, que no es mas que durante años, las instituciones, en este caso el Ayuntamiento, fomentaba una actividad a cambio de dadivas ilegales pagadas con dinero publico. Me dirán, no sin parte de razón, que esto era infimo y que respondia a la buena voluntad de premiar una labor encomiable realizada por vecinos anónimos a favor de la comunidad. Pero es que en el momento que se cruzó esta línea y se premió, de cualquier forma, esta labor dejó de ser altruista. Seguramente los voluntarios no lo eran por el simple hecho de ir gratis a la piscina en verano, solo faltaba, pero el hecho de aceptar deja sin sentido su actividad.

He trabajado como voluntario en organizaciones de ayuda a la infancia y en Cruz Roja Española desde el año 96. Jamas acepté un solo regalo, ni de las organizaciones, ni de las instituciones con las que colaborábamos, ni siquiera de los usuarios con los que intervenía. Reclamaba, eso sí, que mi organización me dotase de todos los medios para poder llevar a cabo mi labor lo mejor posible, pero jamás que me la recompensase con otra cosa que no fuese la formación para seguir desarrollándola. La sonrisa de uno de los niños con los que trabajé, la mirada agradecida de un anciano enfermo al que trasladaba al hospital, eran pago suficiente y me hacían llegar a casa con la satisfacción de haber servido para algo y de haber invertido mi tiempo (y en muchas ocasiones mi dinero) en esa actividad. Por eso no me entra en la cabeza que alguien se queje y reclame cualquier tipo de pago/regalo por su servicio voluntario. Porque el voluntariado no se hace a cambio de nada tangible, material. Se hace por la necesidad de dar un servicio allí donde la sociedad, por el motivo que sea, no llega, en especial si es a personas que de otra manera no tendrían otra opción. Pero claro, debe ser que mi conciencia de servicio publico choca con el concepto de otros que ven cualquier servicio publico como un medio para conseguir algo, ya sea una entrada a la piscina, un sobre con dinero o un puesto de trabajo.

Carlos Barrero Laguna es miembro de MIA y Ganemos Pinto.