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Fernando González Jaén

Guau, guau

Lunes, 25 de Enero de 2016 Tiempo de lectura:

Es un hecho que en las sociedades más cultas y democráticamente avanzadas existe un menor nivel de confrontación. Resulta triste constatar que la política pinteña se ha convertido en un ring de lucha libre en el que la oposición intenta hacer su trabajo y el gobierno responde con insultos, provocaciones y alarmantes faltas de respeto.

Recientemente tuve ocasión de leer una respuesta airada del concejal de Ganemos Pinto, Raúl Sánchez, en la que me dedicaba una frase de Goethe: “Sus estridentes ladridos son sólo señal de que cabalgamos”. Reflexionaba lo tan poco democráticamente avanzados que somos ya en el año 2016 cuando para un concejal de Pinto las críticas que un ciudadano realiza en un medio de comunicación representan los estridentes ladridos de un perro.

Van sucediéndose los meses en el calendario y la inacción del gobierno municipal es cada vez más palpable. ¿Está Pinto mejor que hace un año? ¿Se conoce algún proyecto o inversión que mejore la calidad de vida de Pinto y genere riqueza y empleo? ¿Existen menos servicios privatizados? ¿No está Pinto más sucio y descuidado que nunca? ¿Poner como excusa la externalización de los servicios de limpieza no empieza a sonar a cuento chino, siendo éste el modelo de gestión de los principales municipios de España? ¿En qué queda aquello de que se notaría que en Pinto gobernaría la izquierda? De momento las actuaciones destacables de nuestros gobernantes han sido subir el tipo del IBI casi un 90%, crear la revista de autobombo municipal e intentar cambiar, sin éxito, al rey Baltasar en la cabalgata. ¿De verdad tanto follón para esto?

Me reafirmo en la convicción de que las minorías políticas deben conducir a amplios consensos y al diálogo constructivo. El gobierno de Pinto no puede atrincherarse como la aldea gala de Astérix y disparar contra todo el que discrepe, no digamos ya respondiendo con el mediocre “y tú más”. Claro, que para el gobierno de Pinto estas palabras son los estridentes ladridos de un perro. Intentaré no llevarles en esto la contraria: Guau, guau.

 

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