El Ayuntamiento de Pinto ha emitido hoy un comunicado en el
que informaba sobre la desestimación de la reclamación presentada en enero de
2013 por Ángel Martín, “un vecino que pedía la responsabilidad patrimonial del
consistorio por daños y perjuicios ocasionados por la instalación y
funcionamiento de dos antenas de
telefonía móvil situadas en la azotea del edificio 10 de la calle Juan Miró”,
exponen.
El gobierno, que jamás se puso en contacto con Ángel tras el suicidio de su madre, Ángela -que “se quitó la vida debido a los dolores que le producían en su cuerpo las ondas electromagnéticas provocadas por la instalación de dos antenas en su edificio”, el número 10 de Juan Miró-, tampoco lo ha hecho ahora para comunicarle la desestimación. “Me he tenido que enterar por una llamada telefónica de un medio de comunicación”, lamenta Ángel.
Según explica el gobierno, “durante la instrucción de esta reclamación se ha solicitado un informe a la Jefatura Provincial de Telecomunicaciones de Madrid, en el que se señala que las operadoras de telefonía móvil presentes en la calle Joan Miró están puestas en servicio y cumplen con la normativa vigente, que asegura el cumplimiento de los niveles de emisión en la zona ". Aunque Ángel asegura que “nadie ha subido todavía a mi casa a medir nada”.
“Mis abogados me han dicho que las antenas son ilegales a nivel municipal”, insiste Ángel Martín, “la empresas encargadas de las dos antenas no presentaron los papeles necesarios para finalizar su concesión legal”.
Indemnización| La nota del Ayuntamiento, que no cita el
nombre de Ángel, ni el de Ángela, ni hace mención sobre el terrible suceso que
desencadenó la demanda, sí cita la indemnización de 136.189,90 € que solicitaba
Ángel.
“Que se metan el dinero donde quieran”, exclama Ángel irritado. “La ley no me permite pedir que mi madre vuelva conmigo, para eso no hay vuelta atrás, sólo puedo exigir dinero”, continúa, “no quiero el dinero, sólo denunciar el abandono de mi madre por parte del Ayuntamiento de Pinto”.
Antenas y melocotones | En el comunicado emitido por el
Ayuntamiento de Pinto se compara la electrohipersensibilidad con las personas
alérgicas al melocotón: “Tenemos el caso de los melocotones -expone el texto
recogiendo una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de 2008-,
donde las personas alérgicas con su solo
roce tienen reacciones alarmantes y no por ello se nos ha ocurrido cortar todos
los melocotoneros o prohibir su venta”.
“Difícilmente un Ayuntamiento puede disponer de informes científicos con resultados válidos en la Comunidad Científica que nos digan que la colocación de una Antena de Telefonía Móvil entra dentro de las actividades calificadas a controlar por los servicios técnicos municipales”, explica la sentencia. “Incluso sería posible que se demostrara que a una persona o grupo de personas le afecta seriamente, pero no sería suficiente ni para prohibirlas ni para tomar prevenciones en general frente a las mismas”, zanja.
“Es lamentable que se compare una enfermedad como la electrosensibilidad, que no se puede evitar, con una alergia que se da por tu elección de tocar o no una fruta”, confiesa exasperado Ángel.
Disyuntiva | Esta desestimación se da pocas semanas después de que todos los grupos de la corporación pinteña aprobaran en Pleno el reconocimiento de las enfermedades derivadas de la hiperelectrosensibilidad. “No lo entiendo”, confiesa Ángel, “aquello fue un paripé”.
Ángel, más indignado que nunca, ha declarado que no dejará
de luchar y “si tiene que caer el Ayuntamiento, que caiga”.Ángel y su familia se concentran en la Plaza de la Consititución, frente al Ayuntamiento, los días 28 de cada mes y asegura que seguirán haciéndolo.
Augusto | Viernes, 21 de Febrero de 2014 a las 09:56:52 horas
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