El sábado 7 de septiembre el Comité Olímpico Internacional decidirá en Buenos Aires qué ciudad acogerá los Juegos Olímpicos de 2020. Se pone así fin a años de trabajo (más teniendo en cuenta las dos últimas intentonas de la capital) del equipo de Madrid, liderado en esta ocasión por la alcaldesa Ana Botella. Nuestra candidatura competirá con Estambul y Tokio por un sueño que se ha convertido casi en una obsesión.
A la tercera no fue la vencida
Lo cierto es que Madrid 2012 no fue el primer intento de la capital española por convertirse en sede de unos Juegos Olímpicos. En el año 1965 Carlos Arias Navarro, entonces alcalde, presentó una candidatura que ni él mismo defendió en la votación final. Todo lo contrario a lo ocurrido en el año 2000 donde José María Álvarez del Manzano inició la lucha por "un sueño alcanzable", como definió en su día Zigzag, que no llegó a ser tal a pesar del esfuerzo colectivo.
Mucho se ha especulado sobre lo que ocurrió en aquella votación: ¿Votó erróneamente el delegado del COI griego por París? ¿Malmetió Alberto de Mónaco achacando falta de seguridad? Lo cierto es que Londres ganó una carrera en la que a Madrid se le achacó, entre otras cosas, falta de capacidad hostelera.
Un día después de aquella derrota, en concreto el 6 de julio de 2006, Alberto Ruíz Gallardón anunció que Madrid volvería a presentarse como organizadora, esta vez para 2016. A pesar de ser la segunda mejor votación de la lista de candidatas, sólo por detrás de Tokio, la rotación de continentes en cada olimpiada le convirtió en un descarte prácticamente desde el primer momento. Río de Janeiro se convirtió en la elección final en Copenhague, otorgando así unos Juegos Olímpicos por primera vez al continente sudamericano.
Buenas sensaciones
Ahora, en la tercera vez consecutiva, la capital se siente la ciudad favorita para la elección. Con el 80% de las infraestructuras necesarias y el hecho de ser la candidatura más económica le han puesto por delante en la valoración con un 8,08. El apoyo unánime de deportistas como Pau Gasol o Teresa Perales ayudan a recordar el momento de gloria que vive el deporte español.
El mayor temor de Madrid 2020 es Tokio, a la que el COI le otorgó un 8,02 de valoración. Su abultado presupuesto de 3.200 millones de euros y su gran infraestructura hotelera son sus mayores bazas, que tratan de sobreponerse al hecho de que ya organizara unos juegos en 1964. Además, el horario asiático y la crisis nuclear de Fukushima pueden desbancarla del triunfo final.
Estambul, la tercera candidatura en valoración con un 6,98, tiene en contra las protestas violentamente reprimidas del parque de Gezi y la suspensión por amaño de partidos en competición europea de sus dos equipos insignia, el Besiktas y el Fenerbaçe. Sus 31 atletas nacionales sancionados por dopaje es otra de sus lacras internas. A su favor cuenta con el impulso económico que supondría para la ciudad, además de la buena disposición de la Villa Olímpica.
Cita en la Puerta de Alcalá
Uno de los símbolos de la candidatura madrileña es la Puerta de Alcalá, que ofrecerá a todos los ciudadanos la posibilidad de seguir la gala de elección de Buenos Aires del próximo sábado. Hasta allí se desplazará la delegación española para conocer de primera mano si el COI despierta por fin a Madrid de su sueño olímpico para convertirlo en realidad.
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