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Raúl Martos Martínez

Mancio Serra de Leguizamón

Lunes, 17 de Diciembre de 2012 Tiempo de lectura: 4 min

Nacido en la Villa de Pinto en el año 1515, procedía de una familia noble que le inculcó la rectitud por la que destacó sobre el resto de soldados.

Su hijo primogénito, Juan Sierra de Leguizamón, fue fruto de su relación con la princesa inca de sangre real, Doña Beatriz Mango-Khapajh. Después tuvo otra hija natural, Paula de Leguizamón, de la que se desconoce su madre. Con el tiempo se casó con Lucía de Mazuelas, hija de los primeros conquistadores de Perú, y con quien tuvo siete hijos.

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Llegada a América

En 1531 llegó a América bajo la bandera de los capitanes Juan Téllez y Juan Panes para llevar a cabo la conquista de Veragua. El clima tropical complicó la expedición hasta tal punto que los conquistadores emigraron a otras regiones.

Mancio Serra se unió a Diego de Almagro, quien se disponía a emprender la conquista de Perú. En 1532 tomaron rumbo a Cajamarca para auxiliar a Francisco Pizarro que intentaba tomar la ciudad. Su buen hacer en la batalla le valió la recomendación de Almagro para que sirviese de guía a Pizarro como había hecho con él.

Conquista de Cuzco

El 15 de noviembre de 1533 Pizarro y sus hombres se hacen con la capital del Imperio Inca. En este saqueo Mancio recibió como regalo una imagen del Sol bañada en oro que perdería esa misma noche jugando a las cartas. Este infortunio dio lugar al proverbio “juega el Sol antes que amanezca”.

Precisamente el juego fue uno de los vicios que le atormentó toda su vida. Gracias al Cabildo de Cuzco, que le encomendó diversos trabajos como el de alcalde, acabó reformando su conducta.

Su casa, junto a la de Hernando Pizarro, reflejaba su posición privilegiada dentro de la expedición. Incluso iban a hacerle entrega de los pueblos de Catanga y Callaga, que finalmente fueron para su legítimo heredero.

Primeras revueltas

A pesar de su posición privilegiada, luchó y defendió Cuzco de las sucesivas revueltas durante el año de intensas batallas. Las pérdidas humanas fueron especialmente desiguales, muriendo 50.000 incas por 600 españoles.

Los conflictos continuaron con la guerra civil de 1536 entre Pizarro y Almagro. Mancio fue uno de los pocos que no pudieron escapar de la fortaleza de Cuzco para disputar la batalla de las Salinas. Tras la muerte de Almagro fue liberado.

Muerte de Pizarro

Hubo unos años de paz donde Mancio Serra se dedicó a la vida de colono industrial. Sin embargo en 1541 Almagro el Mozo mató a Francisco Pizarro, rebelándose contra el gobernador real, Vaca de Castro.

Él y varios compañeros armados y a caballo salieron de Cuzco para encontrarse con el gobernador pero fueron apresados por los hombres de Almagro. Varios fueron asesinados y desprovistos de sus pertenencias antes de ser puestos en libertad.

En 1544 una nueva rebelión obligó a Mancio a tomar partido, esta vez la de Gonzalo Pizarro. Posicionado en contra desde un principio, viajó con el grupo encabezado por Gabriel de Rojas hasta Lima para ponerse a las órdenes del Virrey Núñez Vela. Cuando llegaron era demasiado tarde y se encontraba preso.

Gonzalo Pizarro saqueó y quemó las casas de Cuzco, incluso Mancio llegó a ser atrapado y no pudo escapar hasta la muerte de su captor. Decidió ponerse a las órdenes de Don Pedro de la Gazca con el que consiguió derrotar a Pizarro.

La llegada del Obispo de Sigüenza proporcionó algo de paz en la zona, pero no pudo evitar la revuelta cuatro años después de Francisco Hernández Girón, la más cruenta de todas.
Mancio no dudó en implicarse y proporcionó caballos, comida, dinero y protección a todo aquel que lo necesitó. Incluso participó en la dura derrota de Chuquinga, abandonando Cuzco a pie y perdiendo la mayor parte de sus pertenencias.

Final de su vida

Preocupado por la herencia de su familia, en 1560 se presenta ante la Real Audiencia de Lima para dejar constancia de los servicios prestados en sus 30 años en Perú. Después acudiría a la Audiencia y Corte de Madrid para recibir la recompensa debida por sus heroicidades, pero fue denegada.

En 1589 entregó su testamento, el legado por el que es conocido Mancio Serra. En el texto arremetió contra la actuación de los españoles en América y las atrocidades que allí se cometieron.[Img #5154]


Ese mismo año murió en su cama el último superviviente de los conquistadores españoles de Perú como pocos de ellos pudieron hacer. Su cuerpo se halla probablemente enterrado en  el convento San Agustín de Cuzco, tal y como pedía en su testamento.

Calle en Pinto

En diciembre de 2002 el Pleno de Pinto, por unanimidad de todos los grupos, aprobó la propuesta del Seminario de Historial Local de Pinto de poner una calle con su nombre.

*Raúl Martos, licenciado en Periodismo, realiza actualmente investigaciones sobre la historia de Pinto.

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