Alberto García Salido, pinteño de 28 años, es residente de pediatría en el Hospital Niño Jesús de Madrid. Tras ser premiado en diversos certámenes literarios y publicar relatos cortos y poemas en diferentes revistas literarias y páginas de Internet, ha visto publicado su primer libro, "El tipo que escuah", en la colección 'Biblioteca Nuevos Autores', recién inaugurada por Editorial Alfasur.
"El tipo que escucha" reúne 13 relatos breves en los que el autor muestra habilidad literaria. El libro, tras haber sido presentado en el Hospital Niños Jesús y el Bar Club Bukowski de Madrid, tiene una cita con los vecinos de Pinto el sábado, 27 de junio, en el Centro Cultural Infanta Cristina (12:00 horas).
¿Por qué escribes?
Por necesidad. Al principio empiezas contando historias sin destinatario y después, tras perder el miedo, comienzas a narrar para los demás. Dar ese paso supone tener confianza en lo que escribes y pensar que lo que haces ofrece cierta calidad. No es fácil cruzar esa frontera.
¿Cuándo te decidiste a dar este salto?
No lo recuerdo con certeza. Escribir lo hice desde muy pequeño y como dije antes no fue sencillo dejar leer esos primeros cuentos… digamos que con 19 años, al empezar la Facultad, decidí prestar mis ideas a través de las palabras.
¿Qué evolución ves entre aquellos primeros relatos y los que recientemente has publicado?
Los primeros eran una mezcla, casi sinsentido, de ideas tratando de contar algo sin conseguirlo. Tenía claro el principio y el final pero no me preocupaba demasiado el desarrollo del relato. Entonces me percaté de que eso no era narrar, que lo que escribía no le aportaba nada al lector, así que me lancé a leer de forma casi compulsiva. Decidí leer para escribir y ser así capaz de contar realmente algo.
¿Te han ayudado los talleres de escritura?
Durante los dos últimos años, debido al carácter absorbente de la medicina, decidí apuntarme a una escuela de escritura para “obligarme” a escribir. En ella además recibí mis primeras críticas serias y mediante infinitos “esto no vale” parece que encontré un camino. Casi todos los cuentos que forman “El tipo que escucha” son resultado directo de lo que aprendí en el taller.
¿Qué referencias literarias tienes?
En literatura española, Quim Monzó y Enrique Vila Matas, geniales cuentistas catalanes. También leo otros autores como Saramago, Ian McEwan o Neil Gaiman. Y entre los clásicos, Chejov, Cortázar, Borges, Benedetti,…
En tus cuentos hay tres elementos que son recurrentes: el suspense, la incomunicación y los niños… En cuanto al suspense, ¿cómo creas esos finales sorprendentes?
Generalmente busco en el interior de un hecho normal un cambio que resulte completamente inesperado. Para esto siempre requiero una frase final que sorprenda al lector y a su vez le obligue a pensar acerca de lo que acaba de ocurrir en el relato. Por ello, generalmente, comienzo cuando tengo el final muy claro y después genero el resto de la trama eliminando todo lo que no sea esencial para conseguir que el texto no resulte artificioso.
La soledad y la incomunicación son rasgos esenciales en los personajes de tus cuentos, ¿por qué?
Yo soy poco comunicativo. Creo que en la actualidad hablamos mucho sin decir nada en realidad, nos socializamos y al tiempo creamos alrededor una muralla de conversaciones banales que nos concede el lujo de mantener cierta distancia con los que nos rodean. Quizá por ello en mis cuentos escribo sobre gente que no se comunica y que al hacerlo encuentra respuestas a preguntas que nunca se hizo.
En varios de tus cuentos aparece un niño, como protagonista o como personaje o elemento accesorio, ¿tiene que ver algo con tu profesión de pediatra?
Trabajar con niños modifica la visión que puedas tener del mundo “adulto”. Del mismo modo compruebas como su manera de observar es inocente y al tiempo tan real que asusta, no hay vuelta de hoja sobre lo que dicen que ven. Cuando introduces a un niño en un relato participas de una visión diferente que separa la realidad de la concepción que tenemos los “adultos” de ella. Lo típico no lo es tanto en realidad para ellos.
¿Cuánto hay de ti en tus cuentos?
El peligro de escribir sobre ti mismo es que a la gente es muy probable que no le interese ni quién eres ni lo que puedas opinar. Debes ofrecer una historia, un cambio, que aporte algo al lector sin que sienta que es el que escribe el que habla o vive la historia. Por esa razón lo que intentó es disimular, ocultar quién soy entre los personajes. Aún así en “El tipo que escucha” dejé escondido un relato en el que muestro uno de los motivos que me “obligan” a escribir… tan sólo hay que leer el libro para encontrarlo.
¿Qué sensaciones te ha producido ver publicado tu libro?
Ilusión, responsabilidad e incertidumbre. Ilusión por ver cumplido un sueño, responsabilidad por ofrecer mis cuentos a desconocidos que deben pagar por ellos para leerlos e incertidumbre por haber empezado un camino que nunca se sabe dónde terminará.
Ya eres conocido en el mundo médico, pero estás buscando otros horizontes…
Con motivo de la publicación de “El tipo que escucha” me entrevistaron en “Diario Médico” lo que produjo cierto revuelo, y cachondeo, entre la gente de mi hospital. Pocos días después recibí una llamada de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA) ofreciéndome ser miembro de la misma. Por otro lado estoy intentando darme a conocer fuera del ámbito médico. Por ejemplo la revista literaria semestral “Fábula”, que saldrá a la venta en julio, ha seleccionado uno de mis relatos y un poema para su publicación.
¿Internet te está facilitando la promoción?
Es una herramienta muy útil. En mi blog (“No pasa nada de nuevo” con dirección;http://citopiensoluegoexisto.blogspot.com) tengo alrededor de 40 lectores diarios lo que me permite una comunicación rápida y directa con ellos. También envío de manera periódica relatos y poemas a diferentes revistas literarias online de las cuales, por ahora, he ido obteniendo respuestas satisfactorias acerca de mi trabajo.
¿Qué tienes previsto en el futuro?
Seguiré escribiendo. Actualmente estoy revisando una novela corta para comenzar a enviarla a concursos y editoriales. Del mismo modo continuaré intentando publicar los relatos inéditos que tengo ya escritos mientras termino la residencia de pediatría y realizo, si puedo, alguna publicación médica… que, y espero que esto no lo lea mi jefe, ya va siendo hora...
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