Ángel Garrido (Madrid 1964) se estrenó como político en Pinto, donde fue concejal por el PP de 1995 a 1999, desde entonces dice sentirse unido a Pinto. Tras haber presidido cinco Juntas de Distrito de Madrid y el Pleno de la capital, actualmente ha ascendido a nº 2 del gobierno de Cristina Cifuentes.
Confieso que me desagradan los edificios oficiales. Todos sin excepción. Tienen esa especie de extensión infecunda, ese aire de grandeza y fastuosidad que me intimidan. Pero allí, en uno de esos centros del poder regional, en la Consejería de Presidencia ubicada en la madrileña calle Pontejos, me había citado el nº 2 de la cúpula ejecutiva, Ángel Garrido. Tras pasar los correspondientes controles policiales -¿son necesarias tantas personas en los centros oficiales?- me condujeron a la planta dos, en la que se ubica el amplio despacho del consejero. “Qué alegría verte, estás como siempre”, fueron las primeras palabras de cortesía que nos cruzamos después de muchos años sin vernos. Conocedor de que Garrido ha sido siempre un gran lector, al final de la entrevista le regalé algunos libros de la editorial Alfasur, entre ellos “Crónica de la democracia pinteña (1979-2008)”, de Fernando González, que agradeció. Por su parte él me regaló el librito “Manual del concejal”, editado por la Comunidad de Madrid, que le pedí. Al advertir que estaba presentado por Francisco Granados, uno de sus antecesores en el cargo de Presidencia, me dijo, “llévatelo, cuanta menos presencia haya en esta casa de esa persona, mejor”. Y aunque los fantasmas de la ‘Púnica’ y de la ‘Gürtel’ persiguen al PP regional, yo me fui de ese palacete ratificando lo que ya sabía: que entre Garrido y Granados hay un abismo ético.
Ahora eres la mano derecha de Cifuentes, pero tú unión política con ella es bastante anterior a que fuese candidata a la presidencia de la Comunidad. ¿Desde cuándo?
Viene de 12 años atrás cuando coincidimos en un congreso del PP y los dos llevábamos, sin conocernos, ponencias casi idénticas para avanzar en la defensa de homosexuales y lesbianas. Posteriormente, como coordinador de los distritos de Madrid, yo dependí de ella que era secretaria territorial de coordinación de los ayuntamientos.
Para el acuerdo de investidura de Cifuentes fuiste el negociador principal del PP con C’s que culminó en un compromiso de 76 puntos. ¿Qué destacas de todo ello?
Los 76 puntos completan y mejoran el programa del PP, no son cesiones, los dos partidos estamos de acuerdo en que son buenos para la Comunidad de Madrid.
En tu etapa de concejal ganaste fama de “hombre dialogante y conciliador”. ¿Crees que la confrontación de ideas entre partidos mejoran los proyectos?
Profundamente sí. Cuando llevas unos años en política vas mejorando tu actitud y aprendiendo a ser tolerante. El acuerdo, el consenso es un bien en sí mismo. Prefiero renunciar a parte de mis proposiciones si consigo un acuerdo que mantener mi postura inflexible sin llegar a ningún acuerdo constructivo.
Y si es así, ¿por qué el PP elige a sus cargos por inspiración cuasi divina del presidente del partido? ¿Está Rajoy ungido de algún poder sobrenatural para tomar las decisiones sin contar con la voluntad de los militantes y simpatizantes del PP?
La estructura que tiene el PP es totalmente democrática. El presidente ha sido elegido por representación de los compromisarios. Lo que sí creo es que habrá un cambio en el futuro inmediato para elegir a los representantes del PP por votación de los militantes. No me cabe duda de que esto será así porque lo pide la sociedad.
Semblanza
Ángel Garrido García es el nº 2 del gobierno presidido por Cristina Cifuentes. Consejero de Presidencia y Justicia y portavoz del Gobierno regional, Garrido nació en Madrid en 1964. Como ingeniero de minas, fue jefe de proyectos en el campo de la ingeniería logística.
Su ‘bautismo político’, como él lo denomina, fue en Pinto, municipio en el que ejerció como concejal del PP en la oposición de 1995 a 1999. De Pinto pasó a ser concejal del Ayuntamiento de Madrid, donde ha presidido las juntas de distrito de Latina, Usera, Chamberí, Retiro y Villa de Vallecas. “Me parece que soy el concejal de Madrid que más juntas de distrito he presidido”, comenta. Es miembro del Comité de Dirección del PP regional y acaba de ser designado presidente del Canal de Isabel II.
Garrido es un apasionado de la lectura en general “y argentina en particular (Borges, Bioy Casares, Sábato, Bolaño…)”, añade, y un aficionado al senderismo. Pero lo que más le apasiona es la política, por eso confiesa sentirse “afortunado” por trabajar, “en lo que me gusta, la política”. De Pinto, su primera incursión en la política práctica, guarda “un gran y grato recuerdo” hasta el punto que “Pinto forma parte de mi paisaje personal”.
¿Qué opina un municipalista como tú de que siendo los ayuntamientos los que mejor conocen los problemas de sus ciudadanos sean, sin embargo, las cenicientas de las administraciones públicas en lo que se refiere a financiación?
Soy municipalista por convicción y lo he practicado. Pienso que todos los que tienen cargos públicos deberían tener un paso previo por la gestión municipal. Es cierto que la segunda descentralización en España no se ha hecho completamente y hay que afrontarla, aunque poco a poco se va mejorando, como que no haya duplicidad de funciones entre administraciones. Los ayuntamientos dan ejemplo, ahí está su esfuerzo brutal de conseguir que casi no tengan déficit, mientras que éste crece en las comunidades autónomas. Los ayuntamientos son más ejemplares que el resto de administraciones.
La corrupción política ha salpicado a todos los partidos, pero especialmente al PP en nuestra Comunidad con las operaciones Gürtel y Púnica...
Cierto que hemos tenido en nuestra Comunidad escándalos muy importantes que causan vergüenza y bochorno. No son corruptos los partidos, sino algunos políticos, porque la mayoría son honrados. Contra los corruptos debemos actuar inmediatamente en cuanto se detecta algún caso. Los ciudadanos han castigado electoralmente al PP porque han entendido que no hemos reaccionado rápidamente ante los casos de corrupción, nos han penalizado por esto, no por la gestión, que ha sido buena, sino por no reaccionar inmediatamente ante esta lacra.
Finalmente te tenemos que preguntar por Pinto, municipio del que fuiste concejal hace 20 años ¿Qué recuerdos guardas de aquella época?
Muy buenos, fue mi bautismo político, la primera vez que me presentaba a una elecciones municipales. También recuerdo que fue una época muy dura porque teníamos [el PP] sólo 4 de los 21 concejales y no muy unidos, por cierto, pero finalmente creo que conseguimos poner las bases para hacer del PP un partido de oposición creíble a la izquierda que hasta entonces siempre había gobernado en Pinto. Lo que vino después, las victorias electorales del PP, la verdad es que era un sueño, pero a finales del pasado siglo era difícil de creer. En todo caso de mi época en Pinto perduran las amistades y lealtades que hice hasta el punto de que Pinto forma parte de mi paisaje personal.
¿Qué valoración haces de Miriam Rabaneda y de Julio López Madera, concejal éste que coincidió contigo en Pinto en 1995-99?
Miriam ha sido una gran alcaldesa. En el PP anticipó lo que queríamos: una forma nueva de hacer política, una política nueva con mensajes nuevos. Creo que en estas últimas elecciones, a pesar de ser la ganadora, recibió un castigo electoral que no merecía. En cuanto a Julio, entonces fue mi más directo colaborador, tan protagonista o más que yo, y desde entonces ha sido una pieza fundamental del PP. Aporta serenidad en las decisiones y una visión muy meditada de las cosas que hay que hacer. Tiene un perfil muy moderado y conoce muy bien Pinto.
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