Noche lluviosa
El autor cuenta cómo su mujer Aurora está viviendo en primera persona el terremoto de 7,8 grados en la escala Richter que ha asolado Nepal.
La última ha sido la segunda noche consecutiva que la mayor parte de la población de Katmandú pasa en la calle. Según nos dicen Aurora y los jóvenes ex Bal Mandir que están conviviendo con ella, apenas han podido dormir, porque ha habido más réplicas y la lluvia ha sido tan intensa que han tenido que compartir con otras personas que dormían en la calle los plásticos con los que intentaban mantenerse secos. Finalmente todos, en mayor o menor medida, han terminado mojados. A la hora de su almuerzo, aproximadamente la hora de nuestro desayuno, nos han llamado y se han mostrado agotados por la intensidad de todo lo vivido en estos últimos días, pero al mismo tiempo contentos porque hacía ya varias horas que no sentían ningún nuevo temblor. El edificio de su apartamento parece que está en buenas condiciones, no obstante, creen que lo prudente es pasar una noche más a la intemperie en previsión de que pudiera haber alguna otra réplica. Nos dicen que hay muchísimas personas que se han quedado sin casa y tendrán que permanecer indefinidamente en la calle hasta que se encuentre alguna solución para ellos.
Por la mañana temprano Jodish y Ram se fueron caminando hacia Bal Mandir. A Laxman, Jodish y Ram, que son mayores que él (aunque su hermano mellizo, Ram, es sólo quince minutos mayor) le encargaron que permaneciera en las proximidades del apartamento al cuidado de Aurora y Kalpana. Mi mujer me dice que estos tres chicos con los que Kalpana y ella han vivido este desastre, han estado en todo momento pendientes de ellas. Dice que cuando sintieron el primer temblor, el de más intensidad, los chicos tuvieron que ayudarlas a salir del apartamento porque con los violentos movimientos del suelo era muy difícil caminar. De hecho, dice que Kalpana y ella cayeron varias veces al suelo, y Jodish, Ram y Laxman les tuvieron que ayudar a salir a la calle para alejarse del edificio.
Adjunto algunas de las fotos que ha tomado Jodish en Bal Mandir. Dicen que todos los niños están bien. No hay ningún herido. No obstante, aseguran que el edificio está muy deteriorado. Aparte del derrumbe de ese trozo de fachada que ha dejado al descubierto el aula de Dididai, el edificio tiene numerosas grietas, tantas que no creen que sea posible por el momento volver a alojar a los niños en el edificio, al menos no hasta que un experto lo analice y evalúe los riesgos. Los niños de Bal Mandir instalados en la calle, en el pequeño terreno que hay junto a la cocina, parecen felices, ajenos a la magnitud del drama, como si estuvieran disfrutando de una singular acampada. Mejor que lo vivan así.
Después de comer querían regresar los cinco a Bal Mandir para tratar de ayudar en lo que puedan. Aurora tiene previsto volar hacia España el próximo jueves. Ayer le comuniqué que la Embajada de España en Delhi, a través de Laura García, la cónsul que amablemente les atendió cuando estuvieron allí para solicitar el visado para Ram y Laxman, estaba organizando la repatriación de todos los españoles que lo deseasen. Tal y como me imaginaba, Aurora me dijo que no deseaba adelantar su regreso, tampoco retrasarlo. En estos momentos difíciles, le parece que sería un gesto de cobardía aprovechar la circunstancia de su nacionalidad española para salir huyendo de allí.
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